Los exportadores de la Región están percibiendo ya claramente los efectos del Brexit en la relación con sus clientes. Aunque la decisión de los británicos de desconectarse de Europa tardará en materializarse, el distanciamiento que ha empezado a producirse entre Gran Bretaña y los demás países de la Unión Europea ha ocasionado una devaluación de la libra que en apenas tres meses y medio ha encarecido un 16% los productos de la Región. El director de Proexport, Fernando Gómez, aconseja a los exportadores que no asuman el coste de la devaluación y traten de negociar con sus clientes, mientras que el presidente de la Agrupación de Conserveros y Empresas de Alimentación, José García Gómez, asegura que las cadenas de distribución que «antes compraban en euros ahora tratan de pagar en libras. Es una forma de trasladar íntegramente la depreciación sin ningún coste para ellas», explicaba.

Reino Unido ha sido hasta ahora uno de los principales clientes de los productos murcianos en el exterior, con unas compras estimadas en más de 950 millones de euros en 2015. La moneda británica, que ha mantenido una caída constante desde que el pasado mes de junio triunfó el Brexit, ha alcanzado casi la paridad con el euro. El impacto de la depreciación es mayor en las exportaciones de frutas y hortalizas, que el pasado año alcanzaron los 618 millones, 302 de ellos correspondientes a los productos frescos.

García Gómez calcula que en el primer semestre del año la industria agroalimentaria ha facturado unos 80 millones en el país.

El director general de Proexport, Fernando Gómez, advierte a los exportadores de que asumir el impacto de la devaluación en productos con un margen de beneficio muy reducido lastraría la rentabilidad de las operaciones y pondría en peligro las cuentas de resultados. «Hay que hacer una labor de pedagogía con los clientes, porque estamos hablando de márgenes que se miden en un dígito, no en dos. Correr riesgos excesivos por el tipo de cambio o por una negociación a la baja es algo que debe mirarse con lupa. De eso depende que al final de la campaña una empresa pueda navegar en esta tormenta o que se hunda el barco». Su consejo es «reducir el riesgo cambiario al mínimo».

Fernando Gómez también apuntaba que el otro gran peligro es que las compañías de distribución traten de cargar la diferencia en el precio de venta, lo que tendría un efecto disuasorio sobre el comprador, dado que no siempre estaría dispuesto a pagar más por la cesta de la compra.

Por su parte, el presidente de la agrupación de conserveros destacó que las empresas están percibiendo «un deslizamiento de los contratos», que alarga en el tiempo operaciones de compra que antes eran más rápidas. «Lo que antes se compraba en seis meses ahora se ha ido a nueve meses», indicó García Gómez. A su juicio también se está produciendo «un retraimiento en el consumo, que será más significativo en la campaña 2016-2017».

Tanto Fernando Gómez como José García Gómez reconocen que esperaban «una negociación más blanda» entre Londres y Bruselas. Ambos se preguntan si los duros mensajes de la primera ministra, Theresa May, permitirán establecer una relación comercial como la que existe con Noruega o precipitará la ruptura, poniendo en peligro el mantenimiento del mercado.