El diagnóstico que los empresarios hacen de la Región da auténtico vértigo. Los constructores se quejan de que la Administración no invierte en obra pública, mientras que acusan a los bancos de ejercer «una competencia desleal» con la venta de las viviendas que se han ido adjudicando desde que sus clientes dejaron de pagarles. Por su parte, los agricultores han tenido que amenazar con manifestarse en Madrid para que el ministerio de Medio Ambiente les apruebe los caudales solicitados a Estremera y La Poveda desde abril. El envío que estos 11 hm3 y la apertura de pozos de sequía es lo más que pueden esperar del Gobierno, un cuarto de siglo después de que se abriera el debate sobre el PHN, que ahora ha sido degradado a un pacto del agua. Y los hosteleros, que han tenido el mejor verano que recuerdan, se echan las manos a la cabeza pensando en la factura que les pasará la contaminación del Mar Menor cuando sus clientes cuenten fuera lo que han visto. En otro momento habría pensado que sobreactuaban, pero ahora me pregunto qué se tomarán para dormir.