­La delegación autonómica de Cruz Roja ha realizado este verano alrededor de 2.230 atenciones sanitarias por picaduras de medusas -la gran mayoría de ellas en Mazarrón- en las 28 playas a las que da cobertura la organización, lejos de las 3.812 que se realizaron durante la época de verano del año pasado. Además, según los técnicos del servicio de Pesca de la consejería de Agua, Agricultura y Medio Ambiente, este año no han tenido constancia de una presencia destacable en las playas ni en las zonas de baño, así como el canal Mar Menor tampoco ha tenido quejas al respecto. Esta afirmación constata, junto a las 1.582 atenciones menos de Cruz Roja, que este año han llegado menos medusas hasta las playas murcianas.

El cambio en el estado de nutrición del agua que está padeciendo el Mar Menor con la entrada de nutrientes hace que el sistema sea más productivo y que proliferen las algas, por lo que esa abundancia de alimento fomenta la proliferación de las medusas, así como el aumento de la temperatura, según explica el catedrático de Ecología y miembro del grupo de investigación en Ordenación de Ecosistemas Marinos Costeros, Ángel Pérez-Ruzafa.

Pero, por otro lado, el catedrático explica que su distribución depende de las corrientes marinas, que están condicionadas por los vientos.

«En el caso del Mar Menor este año su abundancia ha sido menor que otros años y por eso también se han observado menos en las playas», añade.

Medusas poco urticantes

La especie más común en las costas murcianas, típica del Mar Menor, era la ´Aurelia aurita´, de menos de 20 cm de diámetro y que tenía su máxima abundancia en abril o mayo. «Con la apertura del canal del Estacio empezaron a ser frecuentes las ´Rhyzostoma pulmo´ -que abundan en julio- de color blanco y las ´Cotylorhiza tuberculata´ -que tienen su máximo en agosto- con forma de huevo frito, que alcanzan mucho mayor tamaño», declara Pérez-Ruzafa. Se trata de medusas poco urticantes, aunque pueden afectar a las zonas más sensibles de la piel. Sin embargo, en el Mediterráneo hay también otras especies, como la ´Pelagia noctiluca´, que puede causar más problemas a los bañistas, ya que con sus tentáculos largos y finos resulta muy urticante.

Respecto a la decisión de Corea del Sur de eliminar las medusas mediante robots que las trituran, el experto entiende que las proliferaciones de medusas contribuyen a restaurar los equilibrios del ecosistema y la calidad de aguas. «Eliminarlas es contraproducente e inútil. Empeoramos la situación del ecosistema y al triturarlas solo se consigue que las células urticantes se dispersen por el agua y que los efectos se multipliquen. Esto es lo que se ha estado haciendo en el Mar Menor durante años, en los que el dinero debería haberse empleado en resolver realmente el problema: terminar con los vertidos de aguas con nutrientes. La inutilidad de la medida se debe a que su capacidad reproductora es muy elevada y una sola pareja puede restituir la población», sentencia.