Casi 80 años después del fallecimiento del ilustre murciano Juan de la Cierva, el mundo de la aviación española rendirá homenaje al inventor del autogiro, el aparato precursor del actual helicóptero. Tras tres generaciones, su bisnieta Laura de la Cierva ha puesto en marcha un proyecto que consistirá en construir una réplica del Cierva c.30, aunque con un aire renovado.

La joven, artista y pintora de 28 años y afincada en Madrid, ha crecido empapándose de la figura de su bisabuelo gracias a su padre, quien la instruyó en el mundo del autogiro. «Él me lo contaba todo como un cuento», afirma Laura. Aquel relato de su pasado le marcó y hoy, siente la necesidad de «darle alas» a su memoria.

Todo comenzó hace año y medio, al inicio de sus clases de piloto en el Gyroclub de La Cierva, la primera escuela de vuelo de autogiro en España y que ha mantenido viva la figura de Juan de la Cierva en nuestro país. «Descubrí el verdadero sentido de mi vida gracias a mi jefazo», refiriéndose a Ángel Malagón, su profesor de vuelo, su mentor.

Para muchos, Juan de la Cierva fue un hombre adelantado al resto y a su época, y en este aspecto, su vida es un fiel reflejo a la de su bisnieta Laura. «Somos personas que parece que vivimos en una etapa que no nos ha tocado», asegura, pues «tenemos unas ideas emprendedoras que muchas veces los demás no entienden».

El recuerdo de la figura más importante de la aviación española del siglo XX se ha ido debilitando con los años. «Me di cuenta de que en nuestro país es un gran desconocido y eso me frustra. De hecho, me llegó a frustrar hasta el punto de no dejarme dormir hasta que me dije que tenía que hacer algo».

Y un día, sin más, se presentó en el Museo de Aeronáutica y Astronáutica, (más conocido como Museo del Aire) en busca del teniente coronel Ayuso para plantearle: ¿Por qué no hacer volar un Cierva C.30? Así arrancó el periplo hacia el proyecto ´Juanito C.30´, nombre con el que bautizó esta nueva versión del que fuera el autogiro original de su bisabuelo, y con el que pretenderá «honrarle», como apunta la joven, en exhibiciones aéreas por todo el país para que «la gente disfrute de su maravillosa creación».

La idea inicial era hacer volar aquel C.30 que había en el Museo del Aire «pero era muy difícil por temas de maquinaria y tuve que pensar en un plan B». No es una imitación, sino otro concepto del autogiro. Un avance técnico que mezcla lo nuevo y lo viejo, una estética fiel a la antigua pero una mecánica totalmente moderna.

´Juanito C.30´ llevará un año y medio de construcción aproximadamente. No obstante, «si las cosas van bien tal vez el verano que viene lo tengamos volando», señala Laura. Aunque ya cuenta con ciertos apoyos, la primera parte del proyecto pasa por conseguir el soporte de los ingenieros y mecánicos del Ejército del Aire, y ya está prevista una reunión con el Jefe de Estado Mayor de la Defensa a principios de septiembre. Asimismo, a la espera de subvenciones y de financiación, la iniciativa está dotándose de varios patrocinadores y está previsto lanzar una plataforma crowdfunding para todo aquel que quiera contribuir. De igual manera, la organización de eventos es otra de las claves para acercar la figura del ingeniero murciano. «Para el próximo día 9 de diciembre, coincidiendo con el 80 aniversario de la muerte de Juan de la Cierva se está organizando un evento en el Patio de Honor del Cuartel Geneal del Ejército del Aire en el que se intentará contar con la presencia del Rey Felipe VI», relata con entusiasmo la joven.

Por otro lado, el apoyo de la familia De La Cierva, es fundamental. Al principio su propia familia era un tanto escéptica, comenta, pero acabaron tomándola en serio. «A veces con tanta presión te vienes abajo, pero mi mano derecha, tía Ana María (única hija de Juan de La Cierva aún en vida), me anima a que no desfallezca».

Asegura que hacer despegar este proyecto le ha supuesto un giro de 360 grados. «Mi vida ha cambiado radicalmente, ahora todo gira en torno al autogiro».

De momento queda esperar al avance del proyecto. Un sueño, el de su bisnieta Laura, que de momento avanza con pasos acertados y que contribuirá a la figura de Juan de la Cierva como hito fundamental en la aviación mundial.

Un ´pájaro´ que no puede parar en el aire

Nacía a mediados de los felices años 20, gracias al denominado rotor articulado, que más tarde usarían los helicópteros. Helicópteros que nunca interesaron en demasía a su ´padre´, Juan de la Cierva: los consideraba demasiado complicados para volar, además de proclives a los accidentes.

El citado rotor articulado, en concreto, es un sistema que compensa la diferencia de empuje del aire batido cuando la pala va hacia adelante con el batido cuando va hacia atrás. Sin él, volcaba tanto el autogiro como al helicóptero.

En su primer vuelo, el autogiro consiguió recorrer 200 metros. Fue en 1923. Un año más tarde hizo su puesta de largo al realizar el primer viaje entre aeródromos, desde Getafe a Cuatro Vientos. Entre sus características destaca que puede conseguir velocidades de vuelo muy lentas, aunque cuenta con una pega, que alegan sus detractores: no tiene la posibilidad de detenerse en el aire. Híbrido entre el aeroplano y el helicóptero, tras el aterrizaje, mientras el rotor aún no se ha detenido, una ráfaga fuerte de viento puede volver a elevar al autogiro.