Un nuevo 'superalimento', el de la biomasa microalgal, está cada vez más cerca de llegar del mar a nuestras mesas. Así lo prevén los expertos biotecnológicos. Esta denominación, que le reconoce la Organización de las Naciones Unidas para la Agricultura y la Alimentación (FAO), se debe a su alto poder nutricional y elevados niveles de proteínas de alta digestibilidad y un perfil completo de aminoácidos. Además, poseen un gran valor terapéutico y son un valioso recurso natural para la industria cosmética, biotecnológica y sobre todo la alimenticia. De hecho, pueden corregir posibles desequilibrios nutricionales y servir como complemento alimenticio en dietas vegetarianas, veganas, para deportistas, etc.

Una de las empresas que supo apuntarse al tirón de este nuevo mercado fue BuggyPower. Se trata de una entidad biotecnológica, con sede social en Murcia, especializada en la implantación de alternativas sostenibles basadas en el cultivo de microalgas.

La empresa, que dispone de su unidad de I+D y demostración tecnológica en Lorquí, lleva a cabo diferentes proyectos para la mejora de su tecnología de cultivo y para el desarrollo de productos basados en microalgas principalmente para alimentación humana y animal. Además, cuentan con una de las mayores plantas de producción de microalgas en Europa en Porto Santo, isla portuguesa situada al nordeste de Madeira, desde la cual tienen previsto disponer en los próximos meses de una producción a nivel industrial de las microalgas.

Aunque aún es un producto poco conocido, se trata de un organismo que se encuentra al inicio de la cadena trófica y que ha estado presente desde el origen de la vida en la tierra. Así, señala Manuel Tárraga, responsable de la unidad de Lorquí, que «las microalgas fueron los primeros organismos fotosintéticos capaces de aprovechar la energía de la luz y generar oxígeno». Las algas son, pues, el origen de la atmósfera en la tierra y, por tanto, del oxígeno que respiramos.

La sostenibilidad de la producción es uno de sus objetivos y fruto de su compromiso medioambiental apuestan por la reducción de emisiones de CO2 y purificación del aire, incorporando O2 y, por tanto, generando oxígeno a partir de las microalgas, cerrando así este ciclo virtuoso.

«Hay mucha biografía científica que demuestra que son muy beneficiosas pero falta que sea de consumo de masas», afirma Tárraga. El mercado asiático es el más desarrollado en este aspecto, mientras que en Europa comienza a manifestarse. Además, el control de la calidad es fundamental y la legislación europea es muy exigente. Pese a ello, y aun siendo un producto muy incipiente, sus múltiples aplicaciones han llegado ya hasta la alta cocina y hay restaurantes en la Región que ya han empezado a incorporar microalgas en sus platos.