Miguel Ángel Ródenas, presidente de la Confederación Hidrográfica del Segura, también desaconseja a los agricultores de la cuenca que «se embarquen en realizar inversiones en nuevas plantaciones de árboles», que no tienen garantizado el riego, dado que a partir del próximo año hidrológico será preciso ahorrar al máximo las reservas disponibles en los embalses y destinar los caudales a salvar el arbolado en producción. A Miguel Ángel Ródenas, que llegó a la presidencia de la CHS en la primavera de 2012, le ha tocado vivir una etapa de abundancia desconocida en el Segura. El primer año que estuvo al frente del organismo de cuenca entraron en los embalses 825 hectómetros cúbicos, un volumen de agua desconocido desde principios de los años 60. Al año siguiente entraron otros 455 hectómetros cúbicos, lo que ha dado tranquilidad hasta ahora. Sin embargo, la situación ha cambiado radicalmente, hasta el punto de que Ródenas ha tenido que solicitar la presencia de fuerzas antidisturbios de la Guardia Civil para poder precintar las tuberías de salmuera del Campo de Cartagena cuyos vertidos han sido considerados en parte los causantes de la contaminación del Mar Menor, ante la oposición de los agricultores que se concentraban para impedir trabajar a los operarios. Mientras que las tensiones con los regantes han ido en aumento, los recursos disponibles son cada vez más escasos, por lo que no se descartan movilizaciones. Aunque los usuarios de los pozos de aguas salobres defienden que el Plan de Cuenca les permite extraer estos caudales en momentos de sequía, Ródenas asegura que no están autorizados. No obstante, el presidente de la CHS pone en duda que los vertidos procedentes de la agricultura sean los únicos causantes del deterioro que se ha producido en la laguna.