­Juan Hernández (Águilas, 1969) asumió hace algo más de un año las riendas del turismo en la Región, después de haber sido director del Instituto de Fomento entre 2011 y 2014. Antes de incorporarse al Gobierno presidía la Asociación de Promotores Inmobiliarios y formaba parte de la cúpula de la patronal de la construcción, lo que le facilita las relaciones con los empresarios en una macroconsejería volcada en la recuperación y el empleo.

La contaminación del Mar Menor parece el resultado fatal de una economía que sigue exprimiendo al límite la agricultura porque no dispone de una industria ni de suficientes empresas que tiren del empleo.

Yo discrepo. El problema que se está produciendo en este momento es que tenemos unas de las mejores tierras y uno de los mejores climas para conseguir la agricultura más competitiva de Europa, pero carecemos de recursos hídricos. Este problema, unido a la mal entendida política de gestión del agua en España por motivos políticos que todo el mundo conoce, hace que no nos garanticen los recursos hídricos. Pero, ¿tenemos que vivir los murcianos solo de los recursos naturales que produzca la Región? En ese caso no deberíamos tener coche, porque no tenemos petróleo, sino que lo importamos. El problema no es que haya una situación de irregularidad, sino que nos están negando unos recursos hídricos que son fundamentales para el desarrollo fundamental de la economía. Es consecuencia del nacionalismo mal entendido, que nos prohíbe tener las mismas oportunidades que el resto de España, no de que tengamos una economía irregular.

¿Qué efecto ha tenido la situación del Mar Menor en la ocupación turística?

A nosotros lo que nos trasladan los empresarios es que la gente esta enfadada, que hace muchas preguntas porque hay poca información o información deficiente. Creo que hay que redoblar los esfuerzos de comunicación, porque se va avanzando, aunque sea poco a poco. No hay cancelaciones, pero sí malestar. La gran preocupación que tienen los empresarios es la temporada del año 2017. Aunque se haya solventado parte del problema y la gente empiece a notar la mejoría de las aguas, tenemos que ver qué vamos a hacer para recuperar a los clientes que se han ido insatisfechos y que el próximo verano no se plantean volver. Cuando tengamos un mejor estado de las aguas tendremos que darles garantías de que el año que viene no estará así y de que no va a volver a ocurrir, como dijo el presidente.

Pero realmente no se sabe cuándo acabará el problema.

Si no hubiera habido la psicosis que se ha producido y la proyección que ha tenido en las redes sociales, no habría alcanzado tanto impacto. No digo que haya que minusvalorarlo, pero dentro de un tiempo se verá como algo lejano y remoto. Otros veranos ha habido episodios de crisis que se han olvidado. No digo que la recuperación total del Mar Menor esté en un año y vuelva al estado que tenía, pero tampoco en Águilas se encuentran ahora los pulpos y los peces que había cuando yo era pequeño. Lo que quiero decir es que volverá a una situación de normalidad y se recordará como algo lejano.

También se ha abierto un nuevo debate sobre Puerto Mayor, cuando parecía que el Gobierno había renunciado a construirlo.

Lo que quiere el presidente es que no se siga con el proyecto original, lo que supone que no habrá construcción de viviendas; que los ciudadanos participen aportando ideas sobre lo que creen que se debe hacer en Puerto Mayor y que, ya que está hecha la obra, que se mantengan los puntos de amarre previstos. El resto del espacio se podrá destinar a un parque con las características de la flora y fauna de La Manga, que sea más un pulmón verde o comercial, pero no dé mayor densidad de viviendas.

Anse ya ha organizado una campaña de recogida de firmas contra el nuevo diseño de puerto.

Ellos recogen firmas y nosotros estamos consultando al pueblo, de forma que, si quiere un espacio verde, un gran parque, que sea un espacio verde. No hay ningún tipo de contradicción. No solo Anse tiene una conciencia ambiental. Hay mucha gente que se dedica a la actividad náutica y tiene, como mínimo, la misma conciencia medioambiental.

¿Buscan ustedes los apartamentos turísticos no declarados en Internet, como hacen los inspectores de Hacienda?

Los inspectores se están metiendo en las páginas que ofrecen alquileres de apartamentos a través de Internet y llaman. Así consiguen pistas para saber si están legalizados o no. Además es que lo ponen muy fácil, porque lo tienen ahí expuesto. Internet, para lo bueno y para lo malo, es el gran ojo que nos vigila a todos. Nos hemos propuesto como objetivo la regularización de un millar de viviendas turísticas no declaradas en todo el año y en los seis primeros meses llevamos 680 expedientes iniciados. Pero se tenemos intensificadas más de 1.800.

¿Tiene un cálculo de cuántos más pueda haber?

No existe, pero teniendo en cuenta que en la Región hay 700.000 viviendas y somos un millón y medio de habitantes, está claro que hay muchas viviendas turísticas.

La alcaldesa de Barcelona, que también está persiguiendo los alquileres turísticos ilegales, ha abierto una web para que los vecinos puedan denunciar.

Creo que no es una buena práctica en una sociedad moderna y avanzada. Los poderes públicos, que son los que tienen los inspectores, los cuerpos coercitivos y el poder legislativo, lo que tienen que hacer es cumplir de manera eficiente con sus obligaciones. Y nuestras obligaciones, además de reforzar el número de inspectores, es conseguir que aflore el parque de viviendas que se dedican a la actividad turística y que no estaban declaradas, porque están haciendo una competencia desleal a los hoteles y a las empresas que sí están dentro de la ley, que alquilan y declaran; y porque viene mucha gente que cree que está alquilando una casa en condiciones y, al llegar, se encuentra con que no reúne las condiciones ni los servicios. Luego viene el malestar, si el verano iba ser una de las mejores épocas de mi vida y no lo es. Eso es lo que hay que evitar.

Eso debe ser contraproducente para la imagen de la Región.

Totalmente. Nosotros no queremos poner muchas barreras y encorsetamientos para la actividad económica. Si das libertad y responsabilidad a las empresas, también hay que exigir responsabilidad a aquellos que cometen fraude. El ejemplo típico es la reforma laboral. Creo profundamente que ha sido buena y que el sistema funciona, porque se está demostrando que con un crecimiento del 3% se crea empleo como nunca. Luego podremos ver qué tipo de empleos, pero ningún país, ni siquiera Estados Unidos, crea empleo indefinido en la salida de la crisis como nosotros.

La inspección de Trabajo ha descubierto que muchos de los contratos a tiempo parcial son fraudulentos.

Pero eso no es problema de la reforma laboral. El problema es que estás obligando a una persona a incumplir el contrato y eso pasaba con la ley anterior y pasará con cualquier ley. Lo que hay que hacer no es penalizar y cambiar un sistema que funciona, sino perseguir al que está obligando a otro a trabajar con un tipo de contrato que no es el que le corresponde.

¿Continuará la creación de empleo el próximo año?

Para 2016 mantenemos la previsión de crecimiento del 3% y todo parece indicar que lo vamos a cumplir y que habrá entre 18.000 y 20.000 empleos. A pesar de la confusión que se pueda generar, más del 70% de los trabajadores que están ocupados tienen un contrato indefinido. Otra cosa es que cuando se contrata a gente a tiempo parcial se haga por una hora o por un día, lo que genera muchos contratos en pocas personas, pero los contratos indefinidos están creciendo un 13%, lo que supone que no solo creamos empleo, sino que hay un 13% más de puestos de trabajo fijos.