Dicen que después de la tormenta siempre llega la calma. Cómo ha cambiado Pedro Antonio Sánchez en poco más de un mes: de aquel presidente agresivo y descalificador en su última comparecencia en la Asamblea ha pasado al espíritu de la conciliación.

En su primera intervención en el Debate del Estado de la Región apostó por un discurso conciliador utilizando el plural mayestático. Podía haber recurrido al argumento de «en este año mi Gobierno ha hecho lo que ha podido y si no hemos hecho más ha sido por culpla del tripartito».

El tono de su intervención fue monocorde y plano, a lo largo de poco más de una hora no hizo ninguna inflexión en su voz. Con las manos cruzadas en forma de corazón en varias ocasiones, como Angela Merkel, desgranó pasado y planes de futuro como un obispo hace una pastoral por adviento.

En la Asamblea no hubo crispación y sí cierta vidilla. Las butacas de invitados estaban todas ocupadas por los representantes de la sociedad civil. Muchos alcaldes, empezando por el de Murcia, José Ballesta, y con la ausencia prevista del cartagenero José López. Ningún gerifalte universitario, ni Orihuela, de la UMU, ni Díaz Morcillo, de la UPCT, ni Mendoza de la UCAM. Sindicalistas, representantes de las organizaciones empresariales, con la ausencia del presidente de la CROEM, José María Albarracín, que se encontraba de viaje. Diputados y senadores con algunas esperadas ausencias como la de Pilar Barreiro o Isabel Borrego, de las filas populares, o de María González y Pedro Saura en los socialistas. Francisco Oñate, como senador autonómico por el PSOE, ocupó un escaño.

Sánchez, en su monotono discurso, arrancó un emocionado aplauso al referirse al primer presidente de la Comunidad Andrés Hernández Ros. Creíamos que el gran padre de la patria en estos 34 años de autonomía era Valcárcel, padrino político de PAS. Sin embargo, para el inquilino de San Esteban el gran referente de esta autonomía es un vecino de Guadalupe recientemente fallecido. «Más patriotismo y menos partidismo», recordó para ensalzar la altura de miras de Hernández Ros. Poco después hablando de transparencia y honestidad aseveró que «unos pocos han causado mucho daño» a la credibilidad de los políticos que «somos honrados». En este caso no mentó ningún nombre de «esos pocos».

Tras el discurso el nuevo diputado Francisco Bernabé compartía mesa con su sustituto en la consejería, Pedro Rivera y la consejera de Presidencia. Unos metros más allá Miguel Sánchez, de momento portavoz de C's, se tomaba el refresco con su compañero Miguel Garaulet; y detrás de la barra, Pepe, una institución. Rosa Peñalver ha conseguido abrir la cafetería de la Asamblea tras muchos años de cierre y dicen que en unos días se podrán unos televisores para poder seguir los debates mientras se conspira. Palabras mayores.