Los bebés menores de seis meses no deben ser expuestos al sol directamente «bajo ningún concepto», ni tampoco se les debe aplicar cremas fotoprotectoras. Esta es una de las advertencias de la especialista en dermatología estética del Hospital Quirónsalud Murcia, Silvina Gaglio, quien recordó que, con carácter general, hay que evitar la fotoexposición desde las 11 hasta las 17 horas. Fuera de ese perido, «hay que procurar una protección física, eligiendo la sombra y cubriéndonos con gorra, sombrero, gafas de sol y ropa adecuada».

Además, se deben utilizar cremas protectoras solares con la frecuencia y en la cantidad adecuadas. «Especial precaución deben tener los niños, los ancianos y cualquier persona con fototipos bajos: piel, pelo y ojos claros», apuntó la dermatóloga.

La doctora Gaglio indicó que la radiación ultravioleta, presente en los rayos solares, constituye el principal factor que daña nuestra piel en verano. El concepto de la fotoprotección está cambiando «y debemos entender que la integral debe incluir también la prevención del daño oxidativo generado por esas radiaciones». Por ese motivo, dijo, es prioritario fortalecer los sistemas antioxidantes naturales.

«Existen sustancias antioxidantes que, administradas de forma tópica o sistémica, son capaces de contrarrestar los efectos lesivos», comentó y citó las teaflavinas del té negro, los aminoácidos tipo micosporina derivados de las algas, el picnogenol, el licopeno, la cafeína o la ubiquinona.

La doctora recomienda iniciar el tratamiento antes de comenzar la exposición solar, someterse de tres a seis sesiones y completarlo al regresar de las vacaciones.

En general, indican desde el centro hospitalario, cualquier persona sana es apta para su aplicación, pero será su dermatólogo quien, tras estudiar su historia clínica, indique la idoneidad de la terapia. No suelen producirse complicaciones y si se originan, suelen ser leves, como hematomas en alguno de los puntos de inyección, irritación con determinadas sustancias, en cuyo caso se sugiere evitar la exposición solar durante las 24 horas posteriores.

Falsos mitos

La doctora también asevera que hay que ser conscientes de la obligada y necesaria protección de nuestra piel y olvidarnos de los falsos mitos que circulan al respecto. Uno de ellos es que al tener la piel bronceada, las radiaciones no afectan de igual modo.

Y es que una persona esté morena no evita que las reacciones de los rayos UVA produzcan arrugas, fotoenvejecimiento, manchas e, incluso, cáncer.

También se suele escuchar que «cuando está nublado, hay menos rayos ultravioletas» o que «en la sombra me encuentro protegido». Ante este estipo de apreciaciones, la doctora Gaglio recuerda que «hay que tener en cuenta que aunque la sensación de calor es menor en los días nublados, la radiación ultravioleta traspasa las nubes, por lo que el índice de radiación puede seguir siendo muy alto».

El abrigo de la sombra es, según la doctora, «una medida importante que nos protege de forma parcial; pero no hay que olvidar que otros factores, como el reflejo de los rayos sobre la arena, pueden incrementar la radiación».