La denominada Casa Colorá (en La Hurona, Molina de Segura) fue el escenario del doble crimen. Un huerto de la pedanía murciana de Alquerías, la fosa. La vista oral de esta causa, incoada hace tres años, arrancará en septiembre y está previsto que se prolongue durante más de un mes y medio.

Ocurría en 2013 e impresionaba no sólo a la Región de Murcia y a España entera, sino a Holanda. Los cuerpos de la jugadora de voleibol holandesa Ingrid Visser y de su pareja, Severein Lodewijk, eran encontrados de noche enterrados en una apartada zona de la localidad murciana, en un terreno privado. Estaban desmembrados y dentro de bolsas de basura.

Hacía días que se les buscaba. De hecho, un agente de la policía holandesa se desplazó a Murcia para participar en el operativo policial abierto a raíz de la desaparición de esta jugadora internacional de voleibol. La deportista y su pareja, según dejaron claro entonces sus parientes (que también viajaron a Murcia), «tenían una relación normal con sus familias y mantenían el contacto con ellos de forma periódica». Fueron vistos por última vez en un lunes de mayo por la noche, a su salida del hotel donde estaban hospedados.

La versión oficial sostenía entonces que los holandeses habían venido a Murcia por motivos sanitarios, al parecer para someterse a un tratamiento de fertilidad, y tenían vuelo de regreso a su país el miércoles día 15 de mayo.

Supuestos negocios turbios y muchas sospechas que no tuvieron un final feliz. Eran hallados del cuerpos y comenzaban las detenciones. Trascendían dolorosos detalles del crimen y las muestras de cariño en redes sociales (donde había circulado a saco la foto de los desaparecidos, con el fin de ayudar en su búsqueda) se incrementaban. Medios de comunicación holandeses llegaban a Murcia. Ingrid Visser, que fue internacional con la selección de su país en más de 500 ocasiones, había militado en el CAV Murcia 2005, equipo en el que permaneció desde el año 2009 hasta 2011.

Para el juicio, que se desarrollará ante un jurado popular, están citados 170 testigos y peritos, entre los que se encuentran los más de ochenta agentes de policía que intervinieron en las actuaciones. Los acusados son Juan Cuenca, gerente del club de voleibol de Murcia donde jugó Visser, considerado ideólogo del doble crimen, y los rumanos Ion Valentín y Constantin Stan, presuntos autores materiales de los asesinatos por encargo, supuestamente, de Cuenca. Para cada uno de ellos el fiscal pide 50 años de prisión por dos delitos de asesinato. También se sentará en el banquillo Serafín de Alba, dueño del terreno en el que se hallaron los cadáveres. Se le juzga por encubridor. Después del verano, todos se verán ante el juez y se tratará de esclarecer qué pasó.