Un sargento de la Guardia Civil, exjefe del Área de Atención al Ciudadano de uno de los cuarteles de la Región, ha sido denunciado por, presuntamente, violar a una subalterna, embarazarla y obligarla a abortar. La víctima llevó a la justicia militar esta acusación, con la ayuda de algunos compañeros. El acusado responde a las iniciales O.M.G, y pertenece al cuartel de Molina de Segura.

La historia, recogida por El Confidencial, explica que la mujer, destinada en la unidad de violencia de género, llegó a retirar varias denuncias por miedo a las represalias de su jefe, el acusado, «que le daba más tarea y le cambiaba turnos si no cedía a sus chantajes sexuales», según se relata.

Tal y como relata el medio de comunicación, el sargento estaba casado, pero flirteaba con una subordinada con la que llegó a entablar una relación sentimental que duró tres meses, hasta que el hombre le comunicó que «sentía la obligación de volver con su mujer». Sin embargo, siete meses después el sargento habría intentado volver con la víctima, que respondió con una negativa, ante lo que su jefe inició «un acoso constante e insistente», tanto de una manera presencial como a través de correos electrónicos.

La única mujer del área

La descripción de la historia indica que el superior insistía en «reclamar a su subalterna para que mantuviera relaciones sexuales con él, y por ello el Juzgado Militar Territorial número 14 procesó al sargento el 24 de junio». Además, respecto a la víctima, la única mujer que había en el departamento, el auto explica que ha sufrido un «grave deterioro físico y mental» y el parte médico añade que «el acoso prolongado» le ha producido un «ataque de ansiedad intenso, de miedo, de terror» que ha dado lugar a una actitud «sumisa». Por otro lado, en referencia al procesado, el auto subraya que «no da explicaciones racionales y coherentes».

El superior insultaba a la víctima ante su rechazo a sus propuestas sexuales, hasta que «la violó. Luego se subió los pantalones y le dijo: ¿Ves como no era para tanto?», tras seguirle hasta su domicilio. Además, el auto judicial indica que, desde ese momento, «los tocamientos, amenazas y accesos carnales» eran continuos, a pesar de que ella cambiara su ruta habitual, lo que provocaba reclamos como «a tu casa derecha y sin jueguecitos». De hecho, la víctima tuvo que desconectar el telefonillo de su casa, debido a que el acusado se acercaba hasta su domicilio y llamaba insistentemente.

Siguiendo la línea del relato, en julio del 2012, la víctima comunicó al presunto acosador que estaba embarazada, y obtuvo por respuesta gritos y amenazas para que abortara, y finalmente acabó cediendo. Cuando tomó la determinación, intentó no quedarse en ningún momento a solas con el acusado, y él respondió modificándole sus horarios, lo que desencadenó que la víctima tuviera incluso que llevar a su hijo a las cinco de la mañana a su trabajo hasta la hora del colegio.

«El 13 de abril de 2013, según relata el auto judicial, a media tarde, el jefe ordenó a la empleada que fuera a patrullar con él en el vehículo oficial. El sargento condujo hasta un descampado, paró el coche, se desabrochó el pantalón y le sujetó con fuerza la cabeza para obligarle a que la agachara, pero ella opuso resistencia. Al no poder someterla, le golpeó la cabeza contra el volante y le mordió el cuello. Luego la llevó hasta el puesto malhumorado mientras la guardia lloraba. Una vez regresó ella a su puesto, el hombre entró en su despacho y le lanzó sobre la mesa un pañuelo manchado de semen. ´Mira lo que te has perdido´, le dijo», relatan en El Confidencial. El acusado permanece en libertad con cargos y le ha sido retirado el pasaporte.