Como en un mosaico, los antiguos dirigentes del PSRM-PSOE y ex altos cargos de los gobiernos de Andrés Hernández Ros que ayer pasaron por la capilla ardiente para dar su adiós al primer presidente de la Comunidad Autónoma iban componiendo la porción de la historia regional que protagonizó el artífice del Partido Socialista y de la nueva institución que se estaba fraguando.

A lo largo del día acudieron a la iglesia de San Juan de Dios compañeros de partido, colaboradores de su equipo personal y representantes de las instituciones públicas, que resaltaron su personalidad y la gran aportación al desarrollo autonómico de la Región del expresidente, fallecido el domingo a los 67 años.

El Gobierno ha decretado tres días de luto oficial. Hernández Ros será despedido este martes con un acto civil en la iglesia desacralizada donde se le ha velado.

El jefe del Gobierno regional, Pedro Antonio Sánchez, que ayer se encontraba en Madrid, acudió el domingo por la noche a dar su pésame a la familia de Hernández Ros.

Durante la mañana de ayer lo hicieron la consejera de Presidencia, María Dolores Pagán, y la portavoz del Gobierno, Noelia Arroyo. También pasaron por la capilla ardiente la presidenta de la Asamblea Regional, Rosa Peñalver, y la dirección del PSRM-PSOE, encabezada por su secretario general, Rafael González Tovar, junto con la representación socialista en el ayuntamiento de Murcia, liderada por su portavoz, José Ignacio Gras.

A la capilla ardiente se acercaron artistas como el pintor de Blanca Pedro Cano, que vivía en Italia cuando llegó la autonomía y al volver a Murcia descubrió con sorpresa «el aire de frescura y de mundo nuevo que se abría. La página que se empezaba a escribir era muy hermosa».

Charo Cruz, la esposa del expresidente regional Ramón Luis Valcárcel, que formó parte del equipo de secretaría de Hernández Ros, también dio su pésame a la familia, aunque eludió hacer declaraciones.

Los hijos del fallecido, Raúl, Fernando, María Teresa y María Dolores Hernández, y su primera esposa, Josefa Cebrián, estuvieron acompañados en todo momento por los más fieles colaboradores del expresidente, entre ellos Pedro Guerrero y Juan Manuel Cañizares ‘Juma’, el mítico secretario de Organización que lo acompañó desde la clandestinidad en su periplo por todos los pueblos y pedanías de la Región en busca de los socialistas históricos y viejos republicanos a los que recurrió para constituir la estructura que en 1977 ganó las municipales.

Cañizares y Enrique Amat, otro histórico dirigente que fue vicepresidente del Gobierno de María Antonia Martínez, recordaban, entre otras anécdotas, la detención de ‘Juma’ y Hernández Ros en Cehegín durante una protesta de agricultores contra la industria del albaricoque.

Uno a uno, los socialistas que pasaron por la capilla ardiente dibujaban la hermética personalidad del secretario general del PSOE que llegó a la presidencia del Gobierno preautonómico en 1979 y sacó adelante el Estatuto de Autonomía, publicado en el Boletín Oficial del Estado le 9 de junio de 1982.

José Plana, Antonio Martínez Ovejero, José Salvador Fuentes Zorita o Cecilio Hernández son algunos de ellos. También pasaron el exalcalde de Moratalla Antonio García Arias, los exconcejales de Murcia Pedro Vicente y Antonio Jara, el senador autonómico Francisco Oñate y la exdirigente Lola Jara, entre otros.

María Antonia Martínez, que fue consejera de Hacienda con 29 años, lo describía como un hombre «clarividente, que supo ver la importancia de la acuicultura, que ahora permite que todo el mundo puede comer pescado», aseguraba.

Aludió también a su famosa propuesta de conectar Murcia y Molina de Segura mediante un tren monorraíl y se lamentó de que otras comunidades sí supieron materializar sus ideas. «En la Expo de Sevilla pudimos ver cómo aprovechó Andalucía de la idea del tren monorraíl», apuntó. La expresidenta añadió que «la imagen pública de Andrés no se correspondía con su verdadera personalidad».

Ricardo de Prado, que era el responsable de Protocolo de la Diputación cuando Hernández Ros llegó a la presidencia del Consejo Preautonómico, coincidía con María Antonia Martínez en que la imagen del expresidente que se ha difundido desde su dimisión, en 1984, no se corresponde con su carácter «austero y sencillo».

De Prado recordaba la sorpresa que despertaba cuando se presentaba en bicicleta, «algo que ahora está tan de moda», y su aversión al coche oficial. «Una vez fuimos a un acto de los reyes y se empeñó en ir en taxi. Yo le avisé de que no nos dejaría pasar del primer control, pero le dio igual, y nos hicieron andar casi dos kilómetros».