Maestra, licenciada en Pedagogía y Psicopedagogía y presidenta de la Asociación Pedagógica Francesco Tonucci. Que Mar Romera Morón es una de las referencias en la docencia española es algo que salta a la vista nada más ver su currículum. Hoy interviene en el Congreso Regional sobre Innovación Educativa poniendo en común con los participantes un tema que domina la perfección, el de la inteligencia emocional.

Como experta en inteligencia emocional, ¿qué considera que necesitan ahora mismo los niños, especialmente en Primaria, para poder progresar educativamente?

El desarrollo de la inteligencia emocional como tal es parte del desarrollo integral de cualquier persona. Cuando nuestros padres iban a la escuela, la inteligencia emocional se desarrollaba en la casa, con hermanos, con familiares. En nuestros días, los niños no pueden vivir en la calle, no pueden tener pandillas, porque las circunstancias han cambiado muchísimo y eso significa que la escuela pensada para compensar lo que no se desarrolla de manera natural, debe incluir la inteligencia emocional para compensar. La imaginación y la emoción siempre le ganan a la razón. Una persona que emocionalmente no pueda aprender, por mucho que pueda cognitivamente, no lo va a conseguir.

La importancia de los padres para la educación es básica y ha surgido por algunos de ellos una polémica sobre si los niños deben o no hacer deberes en casa. ¿Qué opina ante eso?

Un niño pasa aproximadamente entre cinco y ocho horas en el centro educativo, si incluimos horarios de comedor, que no deja de ser reglado, y horarios de complementarios personales, después de ocho horas de 'trabajo' no es normal que ninguna persona se lleve más 'trabajo' a casa. Las tareas escolares no pueden hacer que nuestros hijos estén ocupados con presiones docentes casi diez o hasta doce horas al día. Tienen que compartir con sus familias juegos, salir a la calle, pasear, ver una película y comentarla. No podemos pretender que la escuela siga sumando contenidos y todos aquellos que no dé tiempo dentro de las aulas los propongamos para casa. Lo que un niño no ha podido conseguir en la escuela con ayuda de un profesional, difícilmente se los podemos mandar para casa. Una cosa distinta es que una familia coja la responsabilidad de promover el repaso de lo aprendido.

Se debate en España el modelo cántabro de docencia, con una semana de descanso tras dos meses de clase. ¿Qué opina al respecto?

Cada comunidad debe hacer lo que es más óptimo, en función del clima, para los niños y las niñas. No hay una fórmula perfecta. La clave del éxito, para este tema y para todos, debería ser la autonomía pedagógica de los centros. Por ejemplo, en Andalucía o en la región de Murcia, donde los termómetros superan a las 12.30 horas en esta época los 35 o 40 grados y tenemos aulas acondicionadas, habría que adecuar el calendario.

Viene a Murcia a un congreso de cooperativas de enseñanza. ¿Qué opina de la importancia de las cooperativas dentro del sistema educativo?

Hay una clave emocional importante en mi vida en el mundo de las cooperativas. Yo, con sólo 20 años empecé a trabajar en una cooperativa. Su modelo de trabajo es un modelo a imitar en muchas profesiones. En nuestro país hay una polémica muy importante entre escuela concertada y escuela pública. Una polémica que yo no comparto, porque entiendo que ambas, con modelos diferentes de gestión, son escuela pública, puesto que ambas están sostenidas con fondos públicos. De esta polémica aparece este tercer modelo, que es la escuela cooperativas, que es, por una parte concertada, no es la concertada clásica ni tampoco la pública, pero es una escuela en la que en un porcentaje elevadísimo de casos el profesorado está implicado realmente en su escuela, en su institución, en su trabajo, porque en ellos va parte de sus proyecto de vida y realmente están desarrollando modelos educativos de los que hay mucho que aprender. Creo que la escuela dependiente de las cooperativas es una escuela con un modelo muy válida para el siglo XXI.

Las nuevas tecnologías están entrando en las aulas con fuerza. ¿Cree que las aulas y el sistema docente está evolucionando correctamente o debe haber cambios?

El problema no es acondicionamiento de los edificios, que también, ni de los recursos tecnológicos (tablets, ipad, portátiles, etc), que también. Evidentemente, a mayor capital de recurso, más propuestas. Aun así, donde encuentro que hay una verdadera dificultad es en la formación del profesorado. Evidentemente, cambiar una pizarra de tiza por una digital para seguir haciendo lo mismo que se hacía antes, no tiene sentido. Hay una estructura cognitiva digital mayor de la que el profesorado puede usar. Por tanto, creo que la adaptación es urgente y necesaria.