Pasó hace ocho años y es, y presumiblemente seguirá siendo, uno de los crímenes mas espeluznantes y recordados de los que han tenido como escenario la Región de Murcia. Allá por abril de 2008, el joven Angelo Carotenuto acababa con la vida de su madre a puñaladas, le cortaba la cabeza y se paseaba con ella en mano por las calles de Santomera, la localidad en la que residían.

Los vecinos se apresuraban a decir que el parricida tenía problemas con las drogas y padecía un trastorno mental, debido al cual ya había pasado por varios centros psiquiátricos. No sólo eso: la situación había adquirido tales tintes que la propia víctima, Teresa, había acudido años antes a la televisión -al programa Gente, que entonces emitía La 1 de TVE- para decir que tenía miedo de su hijo.

Ocurría un lunes por la noche. Según apuntaron desde el principio fuentes de la investigación, el detonante de la tragedia fue que Teresa se negó a darle dinero a Angelo. Cien euros. Entonces él asestó varias puñaladas en el costado a su madre, para finalmente, con un cuchillo de grandes dimensiones, cortarle la cabeza a la altura de la barbilla. Entonces comenzó la macabra caminata.

Tras cometer el crimen, Angelo Carotenuto envolvió la cabeza de su madre con unos trapos de la cocina del bar Mar de Galilea, de su propiedad, en el que no había clientes porque todos los lunes se cerraba al público.

Absuelto de asesinato por loco

Tras apagar todas las luces y dejar la cabeza en la acera para cerrar la puerta metálica del establecimiento, el parricida caminó 261 metros anunciando a los viandantes que había matado a su madre y que tenía su cabeza entre las manos. «Es la cabeza de mi madre», iba comentando al que se cruzaba con él. Al llegar a la plaza del ayuntamiento de Santomera, Carotenuto se encontró con un policía local, que le oyó decir unas palabras al bulto que llevaba entre las manos: «La he ´matao´... Ahora estás callada, te quiero mucho».

El agente, al comprobar que Angelo, desnudo de cintura para arriba y con una cinta en la frente, decía la verdad, procedió a detenerlo y avisó a la Guardia Civil. La cabeza quedó depositada en una especie de banco de la misma plaza del Consistorio. Numerosos vecinos fueron testigos del horror.

Carotenuto, que tenía 34 años cuando cometió el crimen, ingresó al día siguiente en la prisión alicantina de Foncalent, en un módulo psiquiátrico. En septiembre de 2009 se celebraba su juicio, que no fue tal. Fiscalía y defensa llegaban a un acuerdo para que el parricida ingresase en un centro de salud mental, donde hoy en día permanece. Fue absuelto del delito de asesinato por la eximente completa de enajenación mental. Se le aplicó una medida preventiva de internamiento psiquiátrico por un máximo de veinte años.

La mujer había dicho en la tele que temía por su vida

Teresa Macanás, la víctima de este horrible crimen, había hecho un llamamiento dramático en televisión el 9 de mayo de 2001 porque, según dijo, temía por su vida. Sólo siete años después, los presagios de la mujer se hacían realidad, y perdía la vida a manos de su propio hijo. En 2001, Teresa, con lágrimas en los ojos, afirmó entonces que su hijo, Angelo Carotenuto (que se encontraba en tratamiento psiquiátrico porque sufría esquizofrenia), estaba destrozando la vida a la familia. «No es malo, pero lo que él toma lo hace malo», declaró en Gente, de TVE. Después de su paso por la tele, las cosas empeoraron. Dos años después, Angelo cumplía su primera condena. En 2006 llegaba la segunda. Fue en centros psiquiátricos por amenazas y malos tratos a su madre. Meses antes del crimen, acababa una orden de alejamiento hacia Teresa.