La recuperación integral del ecosistema del Mar Menor, «que está en su momento más crítico» no se va a producir ni en meses ni en pocos años. Harán falta décadas para lograr que la laguna salada de la costa murciana empiece a regenerarse.

Este es uno de los puntos destacados por el experto valenciano Miguel Martín Monerris, profesor titular del departamento de Ingeniería del Agua y Medio Ambiente de la Universidad Politécnica de Valencia. Martín forma parte del equipo que ha puesto en marcha el proyecto para el tratamiento y la recuperación de las aguas de la Albufera de Valencia con el sistema conocido como 'filtros verdes' o humedales artificiales -el mismo que quiere poner en marcha la consejería de Agricultura en la rambla del Albujón, que desemboca en el Mar Menor-.

«No es fácil poner una fecha a la regeneración de los ecosistemas de los espacios naturales como el Mar Menor o la Albufera, pero sí hemos constatado que en el caso valenciano, la laguna tuvo su momento crítico en los años 70 y es ahora cuando empezamos a ver signos de recuperación», apuntó.

Martín, que ha seguido y conoce bien el estado de la laguna salada murciana, quiso dejar claro que «con que se introduzca un pequeño desequilibrio, todo se puede ir a la porra».

Los investigadores valencianos pusieron en marcha hace más de un año los 'filtros verdes' en 10 hectáreas de antiguos arrozales en la zona norte de la Albufera, donde crearon una vegetación formada por plantas macrófitas emergentes: eneas fundamentalmente, pero también lirios y juncos. La cantidad de nutrientes eliminados en el primer año supone un 5% de los existentes en el lago, mientras que las concentraciones obtenidas se aproximan a las que serían deseables para recuperar el estado de eutrofización en que se encuentra la Albufera.

En la laguna de Valencia ese sistema funciona como un riñón, al retener el agua con los nutrientes y soltarla filtrada. Además, ya se ha logrado eliminar entre el 60 y el 80% del nitrógeno manteniendo un caudal determinado.

«Este sistema es extrapolable al Mar Menor, pero hace falta tiempo porque hay que diseñar el espacio, plantar la vegetación y dejar circular el agua y que funcione; todo este proceso no se logra en menos de año y medio», apuntó.

Nitratos de las salmueras

La recuperación de la calidad del agua puede ser más rápida que la de todo el ecosistema, a lo que ayudaría otra de las iniciativas de la Consejería murciana: aplicar procesos de bioelectrogénesis en las plantas desalobradoras del Campo de Cartagena. Con ello se eliminaría la carga de nitratos y fósforo de la salmuera y los agricultores se harían cargo de este tratamiento.

«Este sistema sirve más como plan de choque, y es más rápido», apuntó el investigador valenciano, quien consideró también necesario actuar en el proceso de aterramiento que sufre la laguna murciana con las avenidas provocadas por las lluvias torrenciales propias de la zona: «La restauración hidrológico-forestal es fundamental en toda la costa mediterránea porque esa tierra lleva nutrientes y concentraciones altísimas de fósforo en los sólidos en suspensión, que llegan a la laguna».

En este punto, Martín coincide con la edafóloga de la Universidad de Murcia, María José Martínez Sánchez, quien días atrás en las páginas de este diario advirtió de que «este es un problema muy serio que no parece tenerse mucho en cuenta». Y ambos coinciden en apuntar la escasa renovación del agua de la laguna, que complica su recuperación.

El investigador valenciano concluyó que «la degeneración del Mar Menor, como ya han apuntado en numerosas ocasiones los expertos murcianos, no es un problema puntual de vertidos de nitratos; es mucho más amplio, y como tal necesita la puesta en marcha de múltiples soluciones».