Su currículum ocupa tantas páginas que uno se pierde leyendo. Premios, publicaciones, investigaciones... Es una síntesis de los casi 30 años en los que la nueva académica de las Ciencias de la Región de Murcia ha estado en el mundo de la docencia y de la investigación científica, centrada en las plantas. Satisfecha de todos estos años, apunta algunos logros de su carrera y también critica la situación actual de la investigación en España.

Tres académicas entre más de 30 hombres.

Sí, he entrado en un mundo de hombres, y sé que uno de los objetivos de las otras dos compañeras, Francisca Sevilla y Ángela Molina, era abrir las puertas de la Academia a más mujeres. A mujeres con una amplia experiencia y con una trayectoria científica que puede ser similar perfectamente a la de un investigador.

¿Qué espera aportar a la Academia de las Ciencias de la Región?

Es un reto más en mi afán por seguir creciendo y formándome. El desafío ahora está en poder cumplir el objetivo de comunicar a la sociedad lo que estamos haciendo en los laboratorios. Y sobre todo es un deber y una obligación rendir cuentas a la sociedad del dinero público que recibimos para investigar y a las empresas de las inversiones privadas. Los investigadores somos mucho de estar en los laboratorios, dar conferencias entre expertos, etc. Pero nos falta el contacto con la sociedad y comunicar nuestros logros.

¿Alguno de esos logros han podido ser ya aplicados, comercializados?

Lo primero es que gracias a esos procesos innovadores que hemos hallado, hemos logrado contratos de investigación con empresas interesadas en su aplicación. Y hemos podido mantener el equipo de investigación, de Plantas Biofactoría, pese a los años de crisis y recortes. Un ejemplo de nuestros logros que es aplicable al ser humano es la técnica para obtener taxol y sus derivados del tejo, con el que se fabrican medicamentos de aplicación en la quimioterapia. Su proyección en la industria farmacéutica es importante. Otro ha permitido obtener de las células madre de las raíces de zanahorias sustancias que reducen el colesterol, ya que se introducen estos fitoesteroles en los zumos, y se sustituye parte de la leche con la que se fabrican algunas líneas de estas bebidas. Nuestros fitoesteroles proceden de plantas y partes comestibles de las plantas.

Ha dado dos ejemplos, pero supongo que hay muchos más.

Todos los compuestos que producen las plantas para defenderse de los ataques de lo que le rodea son muy beneficiosos para el ser humano o se utilizan como principios activos para muchos medicamentos. Cada planta produce una familia de compuestos bioactivos determinados y siempre van a ser interesantes para la salud humana. Unos son de más alto valor añadido que otros. Aquellos que están relacionados directamente con una actividad anticancerígena siempre van a tener un mayor interés que los que solo tienen una capacidad antioxidante. Estos últimos sólo se pueden utilizar en la industria cosmética o alimentaria; pero un anticancerígeno lo podemos utilizar en la industria farmacéutica como principio activo.

¿Y extraen directamente estos compuestos de las plantas?

No, nuestros procedimientos se basan en el cultivo in vitro de las células que producen esos compuestos, en condiciones controladas y asépticas. Es una forma de producir esos compuestos de manera natural y sostenible.

Muchos científicos alertan de que los recortes se están cargando la investigación en este país.

Es cierto. Yo he perdido la continuación de investigaciones con empresas por problemas de liquidez de las mismas, que si no hubiera sido por la crisis hubieran continuado. También nos afecta la incertidumbre política actual. Hay convocatorias en marcha que se retrasan por el vacío legal existente ahora. Ni las empresas pueden apostar por seguir investigando ni los organismos públicos saben qué hacer.

¿Estamos perdiendo una generación de investigadores, que se ven obligados a irse fuera?

Así es y mi tristeza es que son muy buenos investigadores y han demostrado su valía. Pero los tengo que mandar fuera de España porque aquí no hay nada. Del grupo de 6 postdoctorales que tenía, tres están fuera y estarán muchos años. Eso va a provocar un vacío en el futuro en el mundo de la enseñanza e investigación, porque el profesorado y los investigadores envejecen y no hay reposición de jóvenes. Todo el dinero que se ha invertido en su formación van a sacarle provecho fuera. Con los currículums que presentan, se los quedan sin dudar.

¿Y, por último, ha sido fácil conciliar la vida familiar con la laboral?

Esta parte ha sido quizás la que más ha sufrido de toda mi trayectoria, porque la crianza de mis hijos ha coincidido con el momento de más productividad y en el que buscamos una estabilidad laboral. Y como yo, lo han hecho y lo siguen haciendo muchas mujeres. Mis hijos han venido conmigo en más de una ocasión al laboratorio e incluso me han ayudado. Y aunque la sociedad ha cambiado, en algunos tipos de familia se sigue esperando más de la mujer que del hombre en la crianza de los hijos.