Regenerar el Mar Menor necesitaría de la misma infraestructura que se precisa para regenerar Portmán. Lo tiene claro el fiscal de Medio Ambiente, José Luis Díaz Manzanera, quien tiene previsto ponerse en contacto en los próximos días con organizaciones ecologistas, con el fin de que le pasen documentación acerca del estado de la laguna, que el Ministerio Público viene investigando.

Díaz Manzanera insistía ayer en que se ocupará personalmente de ir a la rambla del Albujón, en Cartagena, para recoger muestras de agua y llevarlas de ahí al laboratorio, con el fin de determinar cuál es el grado de contaminación y, en última instancia, tratar de esclarecer quién tiene responsabilidad de que pase esto.

Asociaciones llevan años culpando de la degradación de una laguna que agoniza (y en la que se preguntan si este año se atreverá a bañarse alguien) a agricultores y empresas, aunque todos rechazan de pleno las acusaciones y aseguran que no hay un único responsable. Ahora es el Ministerio Público es que toma el mando de la investigación, y por eso ha solicitado tanto a la Confederación Hidrográfica del Segura como a la consejería de Agricultura todos los informes que posean al respecto.

«El Mar Menor está ahora mismo dando síntomas de agotamiento de su capacidad de la regeneración natural», sentenciaba ayer Pedro Luengo, portavoz de Ecologistas en Acción. «Si seguimos provocando el daño, estamos en los últimos años de Mar Menor», manifestaba.

Luengo tiene claro que «si se pasa de un cierto grado de degradación, será difícil recuperar el estado original» de la albufera.

Volviendo a la comparación con Portmán a la que aludía el fiscal, esta bahía es, desde hace décadas, símbolo del desastre medioambiental en la Región. Ya en los años 60 se empezaron a notar los efectos de los vertidos, hasta el punto que en 1966 la entonces Dirección General de Puertos se planteó el cierre de la empresa responsable, la francesa Peñarroya, que en los 50 se planteó la opción de reducir costes arrojando los estériles de sus lavaderos directamente al Mediterráneo. Y las autoridades, tras insistir, le dieron permiso para hacerlo.

Portmán es, hoy en día, buque insignia de los activistas que claman por una mayor concienciación a la hora de cuidar el medio ambiente en esta comunidad. Del proyecto de regeneración hablan los políticos en numerosas ocasiones y periódicamente, pero el caso es que sigue paralizado.

En febrero de este año, el Tribunal Administrativo Central de Recursos Contractuales, dependiente del ministerio de Medio Ambiente, ha acordado estimar el recurso que la UTE (Unión Temporal de Empresas) formada por Marco Obra Pública S. A. y Ciomar Construcciones y Obras Marítimas S. L., presentó contra la resolución que adjudicó el contrato ´Regeneración y adecuación ambiental de la bahía de Portmán´ a otra UTE, en este caso, la integrada por Acciona, Sato y Continental.

En abril, asimismo, se hacía público que Marco y Ciomar regenerarán por 32,1 millones de euros la bahía unionense, tras la resolución del recurso judicial interpuesto contra esa adjudicación de los trabajos medioambientales por Acciona, que provocó la suspensión cautelar de la tramitación administrativa. Desde el ministerio de Agricultura, Alimentación y Medio Ambiente hablaron entonces de «compromiso» con la regeneración de la bahía.