Frederic Llordachs i Marques es el invitado estrella de las jornadas técnicas SICARM/DIATIC que se celebraron ayer en el auditorio de Murcia. Cofundador de Doctoralia, una plataforma que conecta a pacientes de todo el mundo con los médicos que mejor se adaptan a sus necesidades, Llordachs anima a los profesionales a acabar con sus prejuicios sobre las nuevas tecnologías y adaptarse al «tsunami» que suponen.

¿Qué supone para la medicina la revolución tecnológica?

Cada vez hay más herramientas que están mejorando la práctica médica. Sobre todo en lo que se refiere al cuidado de los pacientes crónicos y a las enfermedades de más prevalencia, como la diabetes, la hipocolesterolemia, etc... Cada vez hay una mayor cantidad de dispositivos que nos miden las distancias que andamos, la frecuencia cardiaca, que nos permiten controlarnos a nosotros mismos como pacientes nuestro estado de salud. Una de las cosas más frustrantes para médicos y pacientes es no poder medir los resultados. Esto ahora mismo tecnológicamente es muy sencillo.

¿Les cuesta a los médicos adaptarse a las nuevas tecnologías?

Uno de los principales frenos para el desarrollo de la eSalud son los propios profesionales. La resistencia al cambio es humana, y además, en sanidad los tiempos son mucho más lentos que en otros ámbitos. Los médicos solo cambiamos los medicamentos cuando nos han demostrado muy claramente que el nuevo es mejor que el anterior. Y es que nosotros no podemos fallar, en las cosas de la salud todo lo que se aplique tiene que ser muy fiable. Nuestro entorno es muy conservador por el bien del paciente, y eso a veces es un impedimento para analizar cómo hacemos las cosas y cómo podemos mejorarlas. A veces olvidamos un poco nuestro espíritu científico.

¿Pero con la tecnología no se abre cada vez más la puerta al autodiagnóstico?

Es que quizás deberíamos tender a eso. Ser pacientes empoderados, es decir, que cada uno sea responsable de su propia enfermedad y se cuide por sí mismo. Descargaría a los servicios públicos de salud de una presión asistencial innecesaria muchas veces y mejoraría la calidad de vida de los ciudadanos. Si la tecnología nos ayuda, adelante, pero el primer paso está en la voluntad de la persona que quiera cuidarse. La tecnología no va ser una mejora de nada si no hay alguien que le ponga voluntad de aplicarla.

Y entonces, ¿puede llegar un día en el que no sean necesarios los médicos?

Vinod Khosla, un señor multimillonario que se ha hecho famoso haciendo predicciones, defiende que en diez años el 80% del trabajo de los médicos lo harían máquinas. Creo que es exagerado, pero sí pienso la tecnología hará muchas tareas y aliviará el ritmo de trabajo de muchos médicos. La población cada vez más tiene deseo de ser tratada y atendida, y la tecnología puede aportar soluciones, puede ayudar a dar más y mejores servicios con menos dinero. En esta era de la tecnología, el futuro de cada una de las profesiones está en entredicho. Pero no hay que enfocarlo como un tsunami que nos arrastra, sino adaptarse e incluso intentar liderar ese cambio. Toda la sociedad está siendo transformada por las nuevas tecnologías. Probablemente volveremos a un tipo de medicina más antiguo, igual que en periodismo. Quizás vuelvan ustedes a los tiempos de Mark Twain.

¿Deben adaptarse los planes de estudios de Medicina e incluir asignaturas relacionadas con las nuevas tecnologías?

Sin duda alguna. Tendría que enseñarse a reconocer cuándo una tecnología puede ser de utilidad. Incluso cómo deben comportarse los médicos en las redes sociales e Internet. Este año, en las pruebas del MIR, se planteó a los alumnos, como problema ético, qué debería hacer un médico si una persona a la que atendió le pide amistad en Facebook. Estamos en la era de las nuevas tecnologías y es una pena que no se lleve a las aulas, no solo en las facultades de Medicina, sino en todas las de la rama sanitaria. La gente que trata a gente en el siglo XXI va a tener que usar herramientas que no existían, por lo que tiene que dominarlas.