El rector de la Universidad de Murcia, José Orihuela, ha sido nombrado presidente de la Comisión Sectorial de Asuntos Estudiantiles de la Conferencia de Rectores de Universidades Españolas (CRUE). Desde su nuevo cargo deberá coordinar las actividades y propuestas relacionadas con este colectivo en todas las universidades españolas, recopilando información de todos los asuntos que afectan al estudiantado y promoviendo acciones nacionales en materia de servicios sociales, asistenciales, información, orientación profesional, becas, empleabilidad, asociacionismo, representación estudiantil, actividades culturales, deportivas€ Sin duda, un campo de actuación enorme que necesitará una implicación especial, algo que, como él mismo destaca, está dispuesto a aportar «tiempo, esfuerzo e ideas».

Ha sido elegido presidente de la Sectorial de los estudiantes en la CRUE, y deberá velar por muchos de los derechos y reivindicaciones de este colectivo.

En la Universidad de Murcia el voto de los estudiantes fue decisivo para ganar las elecciones. Nunca he negado que yo saliera por el voto de los alumnos, así fue. Es cierto que la imagen que yo pueda tener en el Consejo de Rectores viene mediatizada por esto: que yo soy una persona que me he preocupado por el tema de los estudiantes. Durante mi tiempo como rector me he manifestado junto a los estudiantes en la calle, algo que no creo que hayan hecho otros rectores de nuestra universidad. Me he posicionado con los estudiantes por el asunto de las prácticas de Medicina o he hablado con ellos cuando se han mostrado en contra del 3+2. He intentado buscar salidas y soluciones a los temas de los estudiantes, y esto se sabe en la CRUE. Sin duda, este hecho ha tenido que ver en la decisión de pensar en mí para presidir la sectorial de estudiantes: se me ve como un rector cercano a ellos, y estoy encantado de transmitir esa imagen. Pero esto no quiere decir nada, lo mismo que los alumnos están a tu favor, pueden estar en contra mañana, el estudiantado no es en absoluto controlable, en cada momento reivindican y piden lo que consideran justo para ellos.

La LOMCE cambiará la Selelectividad por una reválida en Bachiller. Desde la CRUE se ha intentado retrasar en lo posible esto.

La LOMCE establece que hay que hacer una prueba final de Bachillerato. Lo que la CRUE ha hecho es pedir que se estableciera una moratoria y que se tardara un año más en implantarla. Pero en estos momentos la situación es complicada, hay comunidades autónomas que se niegan a ponerla en marcha. Andalucía, País Vasco o Cataluña, por ejemplo, están en rebeldía total contra esta norma. Murcia sí que la está aplicando, pero de una manera muy suave todavía.

Pero para el curso próximo debe estar en marcha.

De momento la ley obliga a que en mayo esté diseñada la prueba de Bachillerato del año siguiente. Las universidades tienen que decir cómo va a ser la entrada en sus centros. Y eso tendría que hacerse ya. Lo que ha hecho el Ministerio es que se cumpla la ley, pero para evitar problemas en estos comienzos, esta prueba se va a hacer lo más similar posible a la actual prueba de acceso. Se trata de hacer, de momento, los mínimos cambios para que la misma prueba final de Selectividad sirva para la prueba de bachillerato de este año.

¿Y qué pasaría si en varias comunidades autónomas no se cumpliera esta norma?

Si todas las comunidades autónomas no están dispuestas a seguir este decreto y llegan a hacer sus propias pruebas, la entrada a la universidad en este país dejaría de ser igual para todos, lo que significaría que habríamos destruido algo por lo que hemos luchado durante mucho tiempo, que es la igualdad de oportunidades para que todos los españoles puedan acceder a cualquier universidad.

Pero no parece un buen momento poner en marcha una ley tan delicada cuando existe un gobierno en funciones

En mi opinión deberían haber replegado la ley, y deberían haber esperado la entrada del nuevo gobierno. Todos los partidos habrían estado de acuerdo en eso. Pero parece ser que un gobierno en funciones no puede parar una Ley aprobada por un Parlamento. En resumen, hay un decreto que tiene que pasar a la sectorial del Consejo de Universidades de las comunidades que digan que sí, y esa será la forma en la que se aprobará el Bachillerato a partir de 2017, y servirá de nota para la entrada a las universidades si éstas no quieren hacer ninguna prueba adicional, que será lo normal.

¿Cuáles son los temas que más preocupan a los estudiantes, tanto a los de la Universidad de Murcia como a los del resto del país?

En primer lugar, por supuesto, las becas. Hay menos becas, y éstas no llegan a dónde llegaban antes, ya que la nota es un cinco y medio, no un cinco como era antes, por lo que se queda mucha gente fuera. El sistema de becas es más restrictivo que el que había hace unos años, en mi opinión hemos retrocedido. Otro problema son las tasas. En la Región de Murcia, afortunadamente, están en un nivel bajo, pero las tasas multiplican su valor en función de la convocatoria. Otro problema es que los másteres son mucho más caros. Se han marcado unos precios de másteres que duplican o triplican los precios del grado, y eso va a ser un problema para el 4+1 y el 3+2.

¿Qué piensan los Rectores del 3+2?

Los rectores estamos en contra del descontrol y de la desigualdad. Estamos en contra de que una titulación tenga cuatro años en una universidad y tres en otra. Una titulación debe capacitar para lo mismo y formar para lo mismo, y el título debe ser el mismo a nivel nacional. No es defendible que cueste cuatro años en un lugar y tres en otro. Y esto puede ocurrir, porque a las universidades se les ha dejado autonomía para decidir si buena parte de los estudios deben ser grados de cuatro o de tres años. Se ha pasado de que sea el gobierno quien regule la duración de los títulos a que lo hagan las propias universidades, y eso podría dar lugar a que determinados centros tengan títulos con cuatro y otros con tres años, lo que destrozaría el mapa de los títulos.

¿Cómo piensa que debe ser una clase del siglo XXI?

Creo que lo que hay que hacer con los alumnos es enseñarles a pensar, a discutir y a tomar decisiones. Hoy los contenidos son accesibles a todos, y podemos tratar de entender más. El profesor debe intentar plantearle cuestiones al alumno, y motivarlo para que intervenga en clase. Hay muchas cosas que tienen que cambiar en la enseñanza, pero lo que no cambia es el hecho de que tengamos que estar volcados con el alumnado. El profesor ha de ser capaz de transmitir. Y eso se produce cuando al alumno se le abren los ojos y le brillan. Pero eso es muy difícil, porque implica motivar, estar sobre él, poner un caso particular, preguntar al alumno, hacer que se equivoque, hacerle ver en qué se ha equivocado, entablar una discusión en clase€ Eso debe ser una clase de hoy, y esa es la forma de enseñar que tenemos que impulsar, esa es la dinámica que debería ir imponiéndose en las universidades.