Sus dotes para captar inversores, que le habilitaran un despacho o que acudiera todos los días a la sede de la CAM, aunque sin especificar a qué, son motivos más que suficientes, en opinión del expresidente de la caja Modesto Crespo, para que cobrara 600.000 euros en apenas dos años: desde mediados de 2009 al primer semestre de 2011, en los peores momentos de la crisis y en los estertores de la entidad de ahorros antes de su intervención por el Banco de España y posterior extinción como tal.

Esas son algunas de las razones que ha hecho constar Crespo en el recurso en el que se opone a la decisión del magistrado Alejandro González Mariscal de Gante de juzgarle por los delitos de apropiación indebida y/o administración desleal (por el que el fiscal le pide 4 años de prisión) tras haber percibido esa remuneración como presidente del consejo de administración de Tinser, participada al 100% por la CAM, un cargo que, según el magistrado, no le supuso «esfuerzo ni responsabilidad».

Los abogados del expresidente ponen el acento en su «experiencia y prestigio profesional en la zona de Levante» y en el hecho de que «no estuviera relacionado con el sector inmobiliario, siendo así que su labor consistiría en buscar oportunidades de inversión».

A Crespo, quien declaró ante el magistrado de la Audiencia Nacional Javier Gómez Bermúdez que sus funciones en la CAM eran meramente institucionales y que se limitaba a hablar con el entonces presidente, Francisco Camps, y con el obispo, se le dibuja en el recurso como un as de los negocios hasta el punto de que le atribuyen el incremento en las cuentas de la mercantil, que pasaron de cerca de 40 millones de 2008 a casi 91 en 2011, según los datos que se adjuntan.

Pero su perfil de alto ejecutivo no acaba ahí. Entre otros logros citan los abogados del empresario ilicitano la participación de Tinser en una inversión denominada Promociones Rurales de Biogás S. A., que se materializó el 12 de enero de 2010, es decir, apenas un mes después de que fuera nombrado presidente de su consejo de administración, lo que ocurrió el 9 de diciembre de 2009, con las vacaciones de Navidad de por medio. Unos tiempos que los letrados salvan afirmando que el acuerdo se vino fraguando desde meses atrás, desde los que vendría ejerciendo Crespo sus funciones aunque no estuviera formalmente nombrado. Parte de los 600.000 euros que se embolsó fueron con carácter retroactivo, en concreto los 150.000 que percibió en 2009 pese a que fue en diciembre cuando asumió la presidencia de Tinser y a que las remuneraciones eran supuestamente en concepto de dietas.

Para apuntalar esta argumentación añaden lo letrados el hecho de que «se le tuviera que habilitar un despacho diferente del de presidencia (dado que éste tenía un marcado tinte institucional y no estaba habilitado para trabajar) o el simple hecho de que fuera todos los días a la caja (domicilio social también de Tinser)». La defensa de Crespo destaca esta circunstancia ya que «en calidad de presiente no ejecutivo (en alusión a su cargo en la CAM) su función quedaba cumplida asistiendo a las reuniones del consejo de administración y a los eventos de naturaleza institucional». Y enfatizan que «desempeñó efectivamente el cargo de presidente ejecutivo de Tinser, con dedicación y esfuerzo».