El Edificio Moneo, en la murciana plaza Belluga, acogerá hoy una conferencia a cargo del magistrado Joaquim Bosch Grau, actual portavoz de Jueces para la Democracia. Bosch Grau, rostro habitual de las tertulias políticas y de la actualidad, atendió ayer a LA OPINIÓN por teléfono. «A veces tengo la amarga sensación como juez de que las leyes son telarañas que cogen a las pobres moscas y dejan pasar a avispas y abejorros», es el tweet fijado que tiene en su perfil en la social Twitter, donde le siguen más de 28.300 personas.

Viene usted a Murcia a hablar de La corrupción como amenaza para la democracia, las instituciones y el Estado de Derecho. ¿Está ya cansado de hablar de corrupción?

Bueno, hablo de muchas cosas en el día a día: de cláusulas suelos, del derecho a la intimidad, de los casos que llevo ahora en el juzgado... Pero la sociedad está muy pendiente, y con toda la razón, de los temas de corrupción.

¿Cree que en España nos estamos acostumbrando a que nuestros políticos nos roben?

La gente no ha llegado a acostumbrarse a la corrupción. Prueba de ello es que los estudios de opinión la consideran la máxima preocupación. Pero hay muchas dudas, mucha incertidumbre, sobre si se va a solucionar.

¿Cree que se va a solucionar?

Es difícil de saber. En esta última legislatura se podrían haber adoptado medidas. Jueces y fiscales, que somos los que trabajamos a diario con la corrupción, presentamos una serie de propuestas que no se han querido llevar adelante. Hay que entrar en profundidad en el origen de estos problemas, y no existe una voluntad política de entrar.

¿Quizás porque les perjudicaría a ellos, los políticos?

No puedo saber cuál es la razón última. Por las razones que sean, no se ha querido hacer.

En la Región de Murcia tenemos varios casos de corrupción sonados, como el Umbra o el Novo Carthago. ¿Le suenan?

Sí, por encima.

¿Qué siente cuando ve casos comos estos en España, mientras otros políticos europeos dimiten si les ponen una multa?

En nuestro país los niveles de exigencia ética están bastante bajos, si nos comparamos con países de nuestro entorno en los que la sombra de una sospecha es suficiente. También porque allí la sociedad es muy exigente y castiga duramente a quienes dañan la imagen de las instituciones. Aquí la presunción de inocencia existe y el corrupto alega que, si es condenado, dimitirá.

¿Qué le parece esta actitud?

Es una falacia lógica. Una cosa es el ámbito penal y otra el político. Hay que ir a parámetros de este tipo, ético y político. Si un político dimite porque el juez lo inhabilita, se va forzadamente: la dimisión no es voluntaria. Habitualmente lo que hacen los políticos es que utilizan como escudo el Derecho Penal para blindarse. En el ámbito penal existe la presunción de inocencia y se debe demostrar la culpabilidad del acusado. Pero, en el ámbito político, es el cargo público el que debe demostrar a la sociedad que él no es culpable.

Cambiando de tema, ¿cómo ve la historia del caso Nóos y la infanta Cristina, tras el escándalo de Manos Limpias?

En estos momentos no hay ninguna razón jurídica para que el procedimiento no siga adelante. El sindicato como tal no está investigado y no hay una sentencia condenatoria que haya acordado la disolución. Aunque es posible que se retiren las acusaciones del sindicato. Como la Fiscalía no acusa, todo depende de que Manos Limpias mantenga la acusación. Eso no significa que la infanta vaya a ser condenada.

¿Cree que en España veremos a un político de los de primera línea entre rejas?

Algunos han estado en la cárcel. Como Fabra, aunque tenga ya el tercer grado, Matas, Rafael Blasco... Si ahora mismo hay centenares de políticos imputados por corrupción, es porque hay centenares de jueces de instrucción que están llevando los casos, con pocos medios. Tenemos insuficiencias que no han sido solucionadas por los poderes políticos.

¿Está poniendo el poder político trabas a los jueces?

La última reforma (Ley de Enjuiciamiento Criminal) nos obliga a cerrar las causas en seis meses (las sencillas) o 18 (las complejas). Desde luego, no nos están dando los instrumentos para resolver este tipo de delincuencia, que es compleja de investigar. Tienen más medios los corruptos para eludir la acción de la Justicia que los que tenemos nosotros para investigarlos. Falta de todo pare estar al nivel de la media europea: peritos, instrumentos informáticos...