El público que asistió a la última de las conferencias del ciclo La enseñanza, ¿derecho universal o negocio?, organizada por la Fundación Sanje en la sala Padre Arrupe del centro pastoral Loyola que la Compañía de Jesús tiene en Murcia, se llevó una nueva lección magistral de Federico Mayor Zaragoza, quien fuera director general de la UNESCO entre los años 1987 y 1999 y actual presidente de la fundación Cultura de Paz. El profesor universitario, que fue ministro de Educación y Cultura con Leopoldo Calvo-Sotelo, atendió brevemente a este periódico al final de la conferencia, que duró dos horas e incluyó un enriquecedor debate con los presentes.

Ha dicho usted en la conferencia que se están reproduciendo problemas mundiales como los que marcaron el siglo XX. ¿Tan mal estamos?

Sí, porque estamos en un momento histórico en el que ha quedado claro que la vida humana está incidiendo en la calidad de la habitabilidad de la Tierra. En otras palabras, nos haciendo responsables, si no actuamos a tiempo, de ceder un legado a las generaciones venideras que ya no sea de la calidad que nosotros encontramos. Esto hasta ahora nunca se había dado. Por eso estamos en un momento muy grave. Resulta que en este momento, en lugar de tener a escala mundial unas Naciones Unidas fuertes, con autoridad, y en su lugar los neoliberales han creado organismos como el G-7, el G-8, el G-20.., marginando los valores de la Carta de Derechos Humanos. Ahora ya no se ve a las personas como seres capaces de llevar las riendas de sus propios destinos. Ahora le dice: 'Oiga, usted lo que tiene que hacer es pensar que estamos regidos por la deuda, por el déficit, por el flujo financiero...' Estamos yendo muy mal. Y como ha advertido el papa Francisco, mañana puede ser tarde para actuar. El presidente Obama también ha dicho que esta generación hace frente por primera vez a ciertos problemas, pero sabiendo que puede ser la última que actúa. Porque las demás ya no podrán hacerlo, al haber llegado a puntos de no retorno. Por eso yo he sido un poco fuerte en la conferencia. La educación , que es formar a ciudadanos libres y responsables, ahora es más necesaria que nunca.

Y no parece que el mundo vaya en la senda de cambiar lo que usted está diciendo...

Pero ahora tenemos la capacidad de reaccionar. Esa es la gran fuerza que tiene la gente. Por primera vez en la Historia ese principio de la Carta de Naciones Unidas que dice «nosotros, los pueblos», podemos decirlo de verdad. En un día podemos tener a 40 millones de personas diciéndoles a los líderes europeos que no queremos seguir sus directrices.

El ciclo en el que participa reflexiona sobre si la enseñanza es un derecho universal o un negocio. ¿Cómo ve la situación actual de la universidad española, con la proliferación de tantas instituciones privadas?

En ese tema soy muy radical. Solo vale la calidad. Y quien no cumpla la calidad, debe cerrar. Se acabó. Los que tenemos que formar a personas más responsables y con mayor libertad no podemos tener malos ejemplos. He visto que algunas universidades tramitan y venden títulos. Eso es intolerable. Yo he venido a hablar de los derechos humanos, y los derechos humanos dicen que la educación superior se basa en el mérito. Si se detecta que en una universidad no hay mérito, hay que cerrarla al día siguiente.

¿Cómo ve la situación política actual, con la formación de Gobierno bloqueada?

El pueblo español habló y dijo claramente lo que quería. Pero a algunos partidos les ha cogido demasiado de sorpresa y de pronto se han encontrado con que tienen un gran poder, y quizás han reaccionado con falta de serenidad. Para una negociación no se pueden poner condiciones previas. Hay que hablar, escuchar, trazar una hoja de ruta. Yo ruego a todos los progresistas que se sienten, recapaciten, que se dejen de líneas rojas y cumplan el mandato que dieron los ciudadanos en las urnas, que fue muy claro. Que no negocien pensando en las sillas y piensen en los programas.