La Casa de la Cultura de Las Torres de Cotillas acogerá el próximo miércoles, día 13, las IV Jornadas Policiales, dedicadas a la amenaza yihadista y la modificación del Código Penal. Uno de los ponentes será el coronel Emilio Sánchez Rojas, que hablará sobre Aproximación al terrorismo yihadista. Colaboración y autoprotección de las Fuerzas y Cuerpos de Seguridad. Sánchez Rojas atendió a LA OPINIÓN por teléfono.

¿Ha habido en España alguna detención relacionada con yihadismo de la que la ciudadanía no se haya enterado?

En España ha habido muchas detenciones, pero todas son públicas. El gran problema en la lucha contra el terrorismo yihadista es que múltiples éxitos no valen de nada, pero un solo fracaso... lo puede fastidiar todo.

Desde su punto de vista, ¿hay riesgo real en este país de que se produzca un atentado del ISIS?

Hay riesgo, porque España es un objeto de deseo tanto de Estado Islámico como de Al Qaeda en su momento. Aunque un atentado tendría que ser en sitios importantes para que causase un impacto mundial. En Barcelona, en Madrid... Tendría un impacto mayor en Roma, Londres o Berlín. Los terroristas lo que están buscando es el impacto.

¿Y en la Región de Murcia?

No. Aunque nunca puedes decir que no puede ocurrir algo. ¿Que en la Región hay gente próxima al islamismo radical? Sí. ¿Que es posible un atentado? No. La resonancia que tendría un ataque terrorista en la Región no es la misma que tendría, por ejemplo, en Roma. No es que no tenga impacto mediático, pero tendría más si fuese en Roma. A los terroristas no les interesa atacar en la Región por eso, porque no tendrían una repercusión mundial como sí tendrían en Berlín. De hacerse en España, quizás sería en Barcelona, que tiene una comunidad musulmana amplia. Pero tampoco Barcelona tendría ese protagonismo a nivel mundial. Para que llamase la atención a nivel mundial, tendría que ser en un sitio icónico. Murcia es un sitio icónico, pero en España. Aunque siempre hay un componente de incertidumbre...

¿Considera usted que podría incrementarse el rechazo al Islam entre los españoles a raíz de los últimos ataques en Europa?

El Islam es una religión que no necesariamente es violenta. Un 90% de los musulmanes son moderados. Pero eso no significa que no haya que preocuparse. No creo que España tenga odio a los musulmanes. Nuestra cultura ha sido siempre de tolerancia y de amistad. Eso no significa que no vaya a haber problemas. El problema no es el Islam: es que aparecen ya una tercera y una cuarta generación de musulmanes en España. Algunos han perdido los lazos con el país de origen, pero tampoco se sienten parte de la sociedad española. Creo que hay mecanismos que nos permiten identificar determinadas pautas.

¿Quiere decir que, al sentirse en tierra de nadie, llega más fácilmente la radicalización?

El problema vendrá si no somos capaces de integrar a estas personas en esta sociedad. España está cambiando. Será más diversa, pero siempre será España. Eso no significa que no haya que estar pendiente de determinados comportamientos, de sitios donde se producen radicalizaciones, como pueden ser las prisiones.

¿La cárcel es una fábrica de radicales yihadistas?

Sí, eso históricamente. Siempre ha sido un punto esencial, aquí y en el mundo árabe. Siempre hay una comunidad allí que es muy fácil de influir. Bien sea por una determinada falta de valores, o porque creen que se les da una alternativa... Muchas veces se trata de personas que se sienten fracasadas, que no ven otras opciones. Estoy completamente seguro de que esto es conocido por los funcionarios de prisiones. Y en las cárceles también se puede hacer una labor de desradicalización. Ya se está haciendo. Sobre todo, es muy importante el compartir. Compartir experiencias.

¿De dónde cree usted que nace la radicalización?

Puede venir de muchos aspectos. De experiencias concretas, de fracasos, de la familia... Y la propaganda que ha hecho el Daesh es muy atractiva. Lo suyo es un terrorismo enfocado a la audiencia. Con su propaganda, quieren captar dinero y combatientes. Su violencia extrema también es un gesto de propaganda. Es que son maestros de la propaganda. Atraen también a muchas chicas.

¿Qué les prometen a estas mujeres para que se alisten al Estado Islámico?

Que van a colaborar con el éxito, con el triunfo... Ellas creen que, cuando lleguen a esos países, van a combatir. Y, cuando llegan, las convierten en esclavas sexuales. Incluso españolas han viajado hasta la zona del Daesh. A ellos les interesa, porque están muriendo muchísimos, miles, en los combates, aunque eso no se diga.

Visto lo visto, ¿cree usted que estamos en guerra?

Yo no diría que estamos en guerra, porque parece que estemos con los carros de combate fuera. Estamos en un conflicto que hay que gestionar, y que requiere políticas a largo plazo.