El socio del doctor Eduardo Vela, investigado por los casos de bebés robados en la clínica San Ramón de Madrid, explicó ayer a la juez que nunca controló los registros de los partos que atendió el ginecólogo, ya que era éste quien ejercía «casi en exclusiva» esta responsabilidad.

Así lo aseguró el abogado de la asociación SOS Bebés Robados, Guillermo Peña, que ejerce la acusación particular, después de que Manuel F.M., el único de los tres socios del doctor Vela que sigue vivo, declarase ayer como testigo en el Juzgado de Instrucción número 46 de Madrid.

El letrado indicó que Manuel declaró que los libros de registro clínicos eran «casi en exclusiva responsabilidad del doctor Vela». «Ha habido otros aspectos de los que no se acordaba, pero en esto ha sido bastante tajante», dijo.

Su declaración se produce después de que el ginecólogo asegurase en sede judicial que los libros de registro de los partos que atendió podían estar en posesión de alguno de sus socios, pese a que anteriormente había dicho que se habían quemado.

En caso de que todavía existan, estos libros permitirían conocer el rastro de los niños, cuando nació, qué le ocurrió, porqué motivo abandonó la clínica y qué persona certificó la muerte de los bebés

Manuel también explicó a la juez Isabel Garaizabal que su función en la clínica San Ramón de Madrid se limitaba únicamente a supervisar la contabilidad de facturas.

Al término de su comparecencia, el socio de Vela no quiso pronunciarse ante los medios, a pesar de que varias personas de SOS Bebés Robados le increparon a las puertas de los juzgados de Plaza Castilla al grito de «¿dónde están nuestros hijos?».

En este grupo de afectados se encontraban María Luisa Hernández y Fuencisla Gómez que, junto con Inés Madrigal -presidenta de la asociación SOS Bebés Robados en la región de Murcia-, son los tres casos que investiga este juzgado al denunciar supuestos bebés robados nacidos en los años 1970 y 1971 en la clínica San Ramón y que presuntamente Vela dio por muertos al poco de nacer.

«El doctor Vela me dijo que mi hija había muerto y que era mejor que no la viese y la recordase viva. Me duele no haber pensado que me estaba engañando», señaló Fuencisla Gómez.