«Tener igualdad legal no significa que haya una igualdad de facto. La prueba está en todas las mujeres que siguen siendo asesinadas por violencia machista: esos asesinatos son la punta del iceberg, debajo de ellos hay toda una serie de comportamientos machistas que hay que erradicar. Sin embargo, muchos de esos comportamientos se perpetúan a través del imaginario colectivo que se comparte en anuncios, películas, actitudes de personajes públicos y educación sexista».

Así de claro lo tiene Cecilia Ibáñez, autora del documental Historia del feminismo en Murcia, que se estrenará este martes, 8 de Marzo, en la Filmoteca Regional Francisco Rabal (21.00 horas) con motivo de la celebración del Día Internacional de la Mujer.

A juicio de Ibáñez, «la educación es la base de la erradicación del machismo, sólo a través de ella podremos llegar a una igualdad real». «Hay que educar en valores de igualdad y también cuestionarnos qué contenidos reales hacemos llegar a las generaciones que nos preceden. Por ejemplo, sólo hay que ver cuál es el canon en diferentes asignaturas y ver cómo las mujeres han sido invisibilizadas a lo largo de la historia en pintura, literatura, ciencia, cine, arte; en general, en todas las ramas del saber y manifestaciones artísticas», manifiesta la cineasta.

Cecilia Ibáñez apunta que «el feminismo, reconocido como tal, entra con fuerza en la Región a partir de los años 70. Hay que tener en cuenta que esa es una época en la que el feminismo empieza a tomar cuerpo, ya no sólo en sus demandas o luchas, sino también a nivel teórico, tanto en Europa como en Estados Unidos».

En este sentido, la autora valora la lucha de «mujeres como Concha Cebrián, Angelines Muñoz, Mercedes Noval, Mercedes Trujillo entre muchas otras, que, con su trabajo en asociaciones, colectivos, plataformas, partidos o instituciones lograron hacer cambios importantes que fueron significativos para muchas mujeres de la Región de Murcia».

Hoy en día, en opinión de Ibáñez, «el reconocimiento del patriarcado y su teorización es fundamental para el desarrollo y reflexión dentro de la teoría feminista. Esta es una de esas palabras invisibles y casi tan denostadas como la propia palabra feminismo». A este respecto, explica que «esto es porque el patriarcado es una estructura jerárquica basada en un conjunto de prejuicios, costumbres, símbolos e incluso leyes, que avala comportamientos discriminatorios hacia las mujeres».

«Esta estructura es invisible, aunque en ocasiones conseguimos visibilizar efectos que por suerte actualmente ya nos resultan rechazables, esto es, comportamientos machistas que ya no son admitidos socialmente; sin embargo, se sigue sin reconocer que el patriarcado es la estructura sobre la que esto se apoya», denuncia Cecilia Ibáñez.

Víctimas no: supervivientes

Por su parte, la presidenta de Mujeres Jóvenes de Murcia, Loola Pérez, apostilla: «Seguimos siendo las mujeres, y las jóvenes en particular, las que tenemos más contratos parciales e inestables».

Así, Pérez sostiene: «Aunque estamos mejor formadas que los hombres, son ellos los que encuentran trabajo antes que nosotras». Por otro lado, denuncia que «a veces parece que se valora más la belleza de las mujeres que su rendimiento laboral», como si las féminas fuesen «adornos».

Además, remarca que habría que abandonar la idea de presentar a las mujeres como «víctimas». En este sentido, detalla que «hay muchas asociaciones que insisten en la victimización de la mujer, y no en la superación». A su juicio, las mujeres son «supervivientes» en un mundo machista.

El 8 de Marzo, destaca Pérez, «es un día en el que tú puedes colaborar en la lucha feminista, pero te tienes que acordar de las que han ido quedando atrás».

El Gobierno de Rajoy en funciones decía el viernes, en una declaración institucional, que «la igualdad entre hombres y mujeres no podrá ser real y efectiva en tanto persista la manifestación más extrema de discriminación: la violencia contra la mujer». A este respecto, Pérez enfatiza que no sólo los golpes implican violencia: la violencia psicológica también lo es. «Parece que las mujeres todavía tengamos que tener un día para decir que trabajamos», lamenta.