Una mujer que sufre, entre otras patologías, epilepisa y fatiga crónica, está en condiciones de trabajar, por lo que no tiene derecho a que le sea reconocida la situación de incapacidad absoluta. Así lo dispone la Sala de lo Social del Tribunal Superior de Justicia, que ha confirmado la sentencia que rechazó la demanda entablada por una gerente de 59 años de edad contra el Instituto Nacional de la Seguridad Social (INSS).

La sentencia que ahora se ve ratificada confirma que la demandante sufre epilepsia generalizada idiopática, pero asegura que puede ser controlada con el correspondiente tratamiento médico. Además, sufre distimia, lumgalgia crónica, fibromialgina, síndrome de fatiga crónica e hipotiroidismo.

El TSJ, al desestimar el recurso, señala que sus lesiones son propias de un gerente en una asociación de consumidores, y «no cabe apreciar que exista impedimento para todas o las más relevantes actividades propias de tal categoría».