Elena asegura que no ha hablado nunca por WhatsApp con su pareja, con la que lleva más de diez años. «Simplemente, porque no es necesario», considera la murciana. Explica que instaló la App de mensajería en su móvil «principalmente, por motivos laborales, y para escribirme con los amigos que tengo fuera de Murcia». Cuando necesita decirle algo a su chico, «el teléfono, como toda la vida de Dios», remarca.

Casos como el de Elena son destacables precisamente por inusuales. Hoy en día, la mayor parte de habitantes de la Región, especialmente los jóvenes, están acostumbrados a hablar de sentimientos con una pantalla en medio. San Valentín es un gif o un 'meme'. Es el amor en los tiempos del WhatsApp.

«Decir que las redes sociales son buenas o malas para el amor es tan absurdo como decir que unas manos son buenas o malas, puesto que todo depende del uso que hagamos de ellas: con las manos podemos ayudar a alguien pero también podríamos matarle». Así se expresa la periodista especializada en marketing digital afincada en Murcia Rosa Moreno.

A su juicio, «si viviéramos en una sociedad en la que el amor, entendido como entrega al prójimo y no de una manera egoísta, prevaleciera, seguramente las redes sociales e Internet se utilizarían de otra manera».

Moreno (que, tras años dirigiendo la comunicación para diferentes empresas, en la actualidad dirige su agencia de comunicación y marketing online, The Queen Of Saba) tiene claro que «del mismo modo que el bien y el mal están en el mundo físico, también están en el virtual, porque Internet lo que hace es reproducir nuestros valores e inquietudes. En este sentido, se convierte en un espejo de lo que es nuestra sociedad».

«El hecho de que muchos adolescentes o jóvenes exijan a sus parejas enseñarles el WhatsApp o no estar en redes sociales o se espíen mutuamente tiene que ver fundamentalmente, desde mi punto de vista, con una generación a la que se le ha enseñado en las escuelas mucho sobre sexo pero poco sobre amor. En resumen, cuando las parejas se espían en las redes sociales, con intención de controlar la vida del otro, pierden la confianza y el respeto a su pareja y a su libertad, y con esas actitudes están aniquilando el amor», asevera la experta.

Por su parte, la presidenta de Mujeres Jóvenes de la Región de Murcia, Loola Pérez, apostilla que «el peligro de las redes sociales no está en su existencia per se, sino en el uso que hacemos de estas. Si las personas son celosas, harán de las redes sociales un instrumento de control y dominación de su pareja».

En este sentido, Pérez indica que «las redes sociales han motivado nuevas formas de conocer y relacionarse con la gente. Permiten incluso economizar tiempo a la hora de buscar una pareja potencial o de disfrutar de la misma cuando por diferentes motivos ésta está lejos, pudiendo encontrar desde la típica llamada por Skype hasta una maratón de cibersexo».

Mayor conexión (tecnológica) no implica mejor comunicación. Es lo que subraya la psicóloga Anna Gil, quien destaca que «que haya mucha comunicación, no significa que mejore la relación. Lo que las parejas necesitan no es comunicarse más: es comunicarse bien». Además, Gil confirma que muchas personas emplean el WhatsApp para ejercer un mayor control sobre qué hace o deja de hacer su pareja, un comportamiento que puede convertirse en «obsesivo».

«Se justifican diciendo que ellos se fían de su pareja, pero no se fían de los demás», precisa la experta.

En opinión de Anna Gil, «cuando uno controla a su pareja, da por hecho que la base de la relación es una falta de confianza».

Además, la psicóloga relata que «se están llegando a cometer delitos sin que estas personas sepan que son delitos. Revisar el móvil del otro es un delito». Por otro lado, Gil apunta que ya hemos llegado al punto en el que «muchas parejas discuten por WhatsApp». «Para entenderte bien, necesitas el lenguaje facial, el tono de la voz. Eso se pierde por utilizar una comunicación como el WhatsApp. Al final estás perdiendo en salud emocional», dice.

El amor saludable

Frente a esto, la Clínica Quirónsalud recomienda el método tradicional, el contacto físico y el amor sin barreras tecnológicas. «Durante el enamoramiento y la actividad sexual se desencadenan diferentes cambios en nuestro organismo que benefician especialmente nuestro aspecto y nuestra salud cardiovascular», aseguran especialistas de los hospitales de la cadena en Murcia y Torrevieja.

En un comunicado del centro por el Día de los Enamorados, Quirónsalud asegura que existen evidencias científicas de que durante la fase de enamoramiento se producen diferentes reacciones químicas que contribuyen a un sentimiento de euforia y de absoluta felicidad.

Sustancias como la serotonina, las endorfinas y la dopamina se elevan y provocan que las pupilas se dilaten y el corazón se acelere para entrar en un estado hormonal que puede compararse al que producen ciertas enfermedades mentales o, incluso, algunas drogas.

Entre las funciones médicas del amor, el enamoramiento reduce el estrés crónico y el riesgo de sufrir enfermedades cardiovasculares; así lo asegura el especialista en cardiología del Hospital Quirónsalud Murcia, el doctor Francisco Aracil, quien afirma que «el amor aumenta la producción de dopamina, oxitocina y norepinefrina, sustancias que son buenas para nuestro corazón».

Las hormonas tienen un efecto visible en nuestros estado de salud e imagen cuando sentimos amor. Los estrógenos fortalecen el cabello, las uñas y la piel, por lo que, como destaca el doctor Aracil, «el amor mejora nuestro aspecto físico y hace que nos vean y veamos más sanos».

Ademas, el doctor Rafael Florenciano, jefe del Servicio de Cardiología del Hospital Quironsalud de Torrevieja, asegura que diversos estudios efectuados en varones jóvenes muestran que mantener actividad sexual con la pareja habitual equivale a subir dos pisos de escaleras o caminar rápidamente durante un breve período de tiempo. Así que hoy toca dejarse el WhatsApp y celebrar San Valentín con el móvil en silencio.

"El sentimiento cotiza a la baja"

A juicio de la periodista especializada en marketing digital Rosa Moreno, «nos encontramos en una sociedad egocéntrica en la que el ser humano busca su satisfacción inmediata y valores como la entrega, el sacrificio y el amor para toda la vida cotizan a la baja.

Decir que todo esto lo ha provocado Internet es mucho decir, pero Internet, sin duda alguna, sí que contribuye en gran medida a un estilo de vida en el que la gente ya no quiere morir de amor, como el Werther de Goethe, sino más bien de placer como el Grey de las 50 sombras». «No podemos decir que las redes sociales, así como los múltiples portales que existen para buscar pareja o para buscar relaciones sexuales, sean los causantes de un estilo de vida en los que el amor cotiza a la baja frente al placer inmediato, pero sí que facilitan este estilo de vida», indica.

Hoy haz lo que quieras, pero no olvides el aniversario...

Acordarse de que hoy es San Valentín no tiene demasiado mérito: nos bombardean a anuncios en la tele y en Internet, los escaparates de las pastelerías lucen con pegatinas de corazones rojos, lo repiten por megafonía en los centros comerciales. «Lo que de verdad tiene mérito es que un tío se acuerde del aniversario», opina Silvia, de 39 años y trabajadora en una floristería.

Cuando llega el 14 de Febrero, la venta de algo tan típico como rosas y bombones se dispara. «Lo raro es ver a un hombre que lleve un ramo de flores un día que no sea señalado para todos. Se sigue mirando por la calle como algo raro. En plan ´mira, un chico con un ramo de flores´, un novio romántico, qué mono», manifiesta Silvia. «Nosotras somos más románticas por naturaleza. A ellos cuesta más sacarles un comentario bonito», destaca, al tiempo que insiste en que «el plus es ese, que se acuerden de la fecha en que os besásteis por primera vez».