Diferencias irreconciliables. Estas dos palabras describen el resultado de la reunión de ayer de la Junta de Gobierno de la Confederación Hidrográfica del Segura (CHS), donde se abordó la apertura de los pozos del Sinclinal de Calasparra, para dotar con 25 hm3 de agua a los regadíos del Trasvase Tajo-Segura ­-que empezarán a bombear agua al río el lunes-, y la cesión de otros 30 hm3 de agua de la cuenca a esos mismos regantes.

En la Junta se constató la existencia de dos bandos opuestos: por un lado el de los huertanos de las vegas Alta y Media del Segura, que apoyan la cesión del agua, y por otro el de los de la Vega Baja alicantina, quienes, apoyados por el gobierno valenciano, la rechazan totalmente.

Ahora le toca al organismo de cuenca, con su presidente, Miguel Ángel Ródenas a la cabeza, tomar una decisión salomónica, aunque «siempre ajustada a derecho», para evitar acabar en los tribunales, que es donde los alicantinos amenazan con llegar. Una resolución para la que la CHS no se ha fijado ninguna fecha.

Minutos antes de la reunión, y ante los medios de comunicación, el presidente Ródenas señaló que «hoy -por ayer-no corresponde tomar ninguna decisión, sino que se trata de escuchar e intentar, como árbitro, que se atienda la petición y las necesidades de riego de todo el mundo».

El titular de la CHS comentó que la petición se estaba estudiando desde el punto de vista técnico, «porque tiene muchos matices, la petición está muy indeterminada y tendrán que concretar en qué términos». Y añadió que uno de ellos es cuánto dinero tendrían que pagar los regantes del Trasvase por los 30 hm3 cedidos.

No opinó lo mismo el presidente del Sindicato Central de Regantes del Acueducto Tajo-Segura, José Manuel Claver, quien también antes de la Junta de Gobierno manifestó que además del criterio objetivo, Ródenas tendrá que tener «cierto arrojo» para adoptar las decisiones que se exigen. «Es una medida que la ley contempla y la CHS puede adoptar», dijo.

Claver calificó la situación que sufren los regantes del Trasvase de «desesperada» y deseó que imperase el sentido común y la solidaridad.

Apelando a la Fuensanta

El presidente del Scrats lamentó que si la situación no se solucionaba «sólo nos queda la virgen de la Fuensanta (para que llueva). No nos queda recurso ninguno del que poder disponer. Habrá que hacer equilibrios y mendigando tal y como hasta ahora estamos haciendo».

A su juicio, está en manos del próximo gobierno el evitar que esté en peligro «el regadío más pujante de España, que no necesita subvención, que trae divisas, genera impuestos que sirven para repartir a todos los españoles»; mientras que, dijo, «el regadío que nos cuesta a todos los españoles, ese no tiene ningún problema. ¡Esto es el disparate, la esquizofrenia!», concluyó.

El director general del Agua de Murcia, Andrés Martínez, apoyó la petición del Scrats indicando que «es obligación de las administraciones adoptar medidas que posibiliten el que la situación que se está padeciendo se solvente en la medida de lo posible».