Un nuevo frente abierto de corrupción que salpica a Acuamed pone en jaque muchas de las obras hidráulicas en marcha o previstas para la Región de Murcia y que iban a suponer un especial alivio en esta dura época de sequía.

El juez Eloy Velasco de la Audiencia Nacional puso en marcha el lunes la Operación Frontino, por la que se investiga una trama de supuesto fraudule en la construcción de obras hidraúlicas, que afecta a la sociedad estatal Aguas del Mediterráneo y a importantes empresas constructoras como FCC, Altyum y Acciona.

Los proyectos en marcha o previstos se centran principalmente en abastecer con agua procedente de las desaladoras de Águilas y Valdelentisco (Mazarrón) a los regantes de amplias e importantes zonas de producción hortofrutícola de la Región: todo el valle del Guadalentín, Puerto Lumbreras y Alhama de Murcia, entre otras.

Además, en los presupuestos de este año el ministerio de Agricultura, Alimentación y Medio Ambiente había destinado fondos para que Acuamed ejecutara obras de defensa contra las avenidas en varias ramblas, como la de Lébor y Las Moreras, o procediera, ¡por fin!, al recrecimiento de la presa de Camarillas (en Hellín, Albacete), que iba a incrementar los recursos disponibles almacenados en la cuenca del Segura -sin contar la posibilidad que se abre de que se pueda acabar la modernización de la línea de ferrocarril entre Madrid y Cartagena-. Y por supuesto, para ellas se iba a pujar por los fondos europeos.

Con cárcel por medio para varios implicados -del ministerio de Agricultura y de las empresas constructoras-, con el mismo Ministerio mirando con lupa todas las obras hechas o previstas, y con Bruselas cortando el grifo, no es de extrañar que los regantes murcianos estén nerviosos.

Aún tienen agua, aunque poca, para ir atendiendo los cultivos de invierno. Pero a partir de marzo se les acaban los recursos, siempre y cuando la situación de la cabecera del Tajo no cambie, claro.

Por ello, el sector se va a reunir el lunes en torno a la Mesa del Agua. Allí se analizará el presente y el futuro, y poco más. Sería una gran sorpresa si de este encuentro sale algún plan de actuación para que el Ministerio ponga soluciones inmediatas a la sequía y no un conjunto de declaraciones más o menos encendidas que, como las palabras, se las lleva el viento.

Y ya que hablamos de palabras, desde el Gobierno regional sólo se han escuchado las de la consejera Portavoz, Noelia Arroyo, quien, al conocerse el presunto fraude, comentó que en todos sitios «hay garbanzos negros» y animó al Ministerio a depurar responsabilidades «sin que tiemble el pulso».

La consejera del ramo afectado, Adela Martínez-Cachá, guarda un pertinaz silencio. ¿Nada que decir, o mejor no decir nada? Incluso desde la oposición, Podemos y C's han pedido que comparezca en la Asamblea para aclarar la situación en la que se encuentra Murcia.

No es de la misma opinión su homólogo valenciano, quien ya ha advertido que se colará en la causa si considera que estos casos de corrupción han dañado o pueden dañar a su comunidad.

Nos libremos o no finalmente de este nuevo caso de corrupción, no queda otra que preguntarse ¿cuándo dejaremos de sobresaltarnos?