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Nunca ha dejado de existir el debate sobre el malestar que provoca a los vecinos la actividad nocturna que se produce en torno a un local de copas o discoteca. Más aún, cuando las quejas vecinales se convierten en algo cotidiano y el ayuntamiento de Murcia ya ha aprobado una reducción del horario de las terrazas de los bares de Pérez Casas -zona de copas con mayores denuncias por ruido-, mientras se elabora el mapa de ruido de ocio, del cual ya se ha publicado el pliego de condiciones para su contratación.

Asimismo, el Ayuntamiento ha solicitado a la Comunidad Autónoma, en concreto a la consejería de Presidencia -quien tiene la competencia del horario de los bares en la Región de Murcia-, una reducción de horario de cierre de los bares de copas y música. Mientras ocurre todo esto, nace una nueva asociación encaminada a «defender los derechos de quienes nos hemos ido a montar nuestros negocios a zonas alejadas del casco urbano, como a Polígonos Industriales o lugares donde no hay vecinos cerca», tal y como explica Marco Martínez, presidente de este nuevo colectivo, la asociación regional de Empresarios por la Calidad del Ocio (ECO).

Se trata de empresarios que cuentan con locales en zonas de huerta, en polígonos como el de Alcantarilla o el Base 2000, así como en lugares donde no hay vecinos muy cerca, como el caso de la avenida Mariano Rojas o la zona de Atalayas de Murcia. «Ahora que parece que se van a tomar una serie de medidas en cuanto a la restricción de horarios, lo que reclamamos es que no se nos trate como a los bares que están en el centro de la ciudad o en barrios con vecinos», explica Martínez, quien destaca que la mayoría de asociados de ECO decidió comenzar su negocio fuera del casco urbano, ya que «hace años ya se dijo que no se iba a dejar montar ninguna discoteca o pub en el casco urbano, cosa que no ha pasado».

Por el momento, ECO cuenta con una veintena de asociados y lo que quieren es «defender sus negocios», añade Martínez. Asimismo, mantiene que lo importante del nacimiento de esta asociación es que la Administración «está escuchando una voz que nunca había escuchado».