El director del Instituto Sexológico Murciano, Jesús Rodríguez, estaba, junto a su equipo, inmerso en un estudio sobre por qué algunas mujeres de la Región no tienen orgasmos y, cruzando datos de distintos municipios, se percataron de la gran diferencia que había en las respuestas a una misma pregunta («¿cuál es tu grado de satisfacción sexual?») dependiendo de en qué comarca viviese la fémina en cuestión.

«Vimos que en Bullas y Cehegín, por ejemplo, hay una satisfacción bestial», explica Rodríguez a LA OPINIÓN, a lo que añade que «en el Altiplano (Yecla y Jumilla), es todo lo contrario».

¿A qué se debe esta diferencia? «Uno de los factores es la información que habían recibido», apuntó el experto. En este aspecto, las personas del Noroeste se llevan la palma: su buen hacer en educación sexual da lugar a personas más satisfechas. Sin embargo, detalla Rodríguez, en el Altiplano ocurre al revés.

«Las mujeres del Altiplano son las que más se quejaban de la escasa atención de sus parejas. Ni les preguntaban qué les gusta. Las mujeres se quejaban de que sus parejas no son sensibles a sus necesidades», asegura el director del Instituto Sexológico.

Este centro consultó a un total de 723 féminas de la Región, de las cuales un 69,6% consideró que su vida sexual durante el último año había sido satisfactoria, frente a un 26,2% que estimó que no lo había sido en absoluto. Este porcentaje se dispara en el Noroeste: un 92% de las mujeres declararon que tenían una vida sexual envidiable.

Cariño, tenemos que hablar... más

  • «El mejor fármaco para la sexualidad es el diálogo en parejas», tiene claro Jesús Rodríguez. Sin embargo, observa que «muchas parejas tienen mucha confianza en muchas cosas, pero en esto no». En este sentido, el experto recomienda a los hombres «que se dejen hacer», es decir, «que dejen que la mujer lleve la voz cantante». «Que le pregunte mucho a la mujer, que no se deje llevar por los mitos que ve en la televisión», aconseja. «Nosotros vivimos de las disfunciones sexuales», recuerda el responsable del Instituto Sexológico Murciano. Así que, si la gente no se comunica y si no hay formación en educación sexual, «para nosotros es mejor: más pacientes», bromea al respecto.

Por su parte, la presidenta de Mujeres Jóvenes de la Región de Murcia (Mujomar), Loola Pérez, explicó que «después de realizar varios talleres de sexualidad con jóvenes mayores de 18 años y adultos, nos dimos cuenta de que muchas de sus dudas, mitos o malas experiencias se podrían haber evitado con una previa educación afectivo-sexual».

«Esa reflexión nos hizo elaborar el proyecto Ni cuentos Disney ni novelas rosas, dirigido al alumnado de secundaria», señaló.

Pérez tiene claro que «la educación y la información son las mejores herramientas para la prevención de los riesgos y los interrogantes que esconde la sexualidad». «Obviamente, existen muchas diferencias cuando trabajas la educación afectivo-sexual con personas adultas que con adolescentes, pero la gran mayoría de ellas coinciden en algo fundamental: la educación afectivo-sexual es valiosa para el desarrollo de sus vidas», aseveró. Así, el proyecto Ni cuentos Disney Ni novelas rosas incluye la prevención en violencia de género y la educación afectivo-sexual. El proyecto ha sido promovido por la concejalía de Educación y la concejalía de Igualdad de Águilas y se desarrolla actualmente en el IES Europa, IES Alfonso Escámez, IES Carlos III y en el Colegio Carlos V.

«Ni cuentos Disney ni princesas rosas es el resultado de un análisis e investigación sobre la situación actual en materia de educación e igualdad, concretamente en el alumnado de educación secundaria, tanto en lo que respecta al ámbito nacional como autonómico», resaltó Pérez.

En su opinión, «hay que plantear la educación afectivo-sexual como una cuestión de salud, educación, responsabilidad, derechos y placer que debe estar presente durante toda la vida». «El único interés hacia la sexualidad que ha manifestado el PP estos últimos años se ha centrado en la reforma de la ley del aborto», apuntó.

Diferencias entre una u otra masturbación

  • «Las mujeres que aprenden a masturbarse rozándose con una almohada, un cojín o una silla, son las que luego menos problemas tienen para alcanzar el orgasmo durante el coito». Así reza una de las conclusiones del estudio elaborado por el Instituto Sexológico Murciano, trabajo durante el cual descubrieron la gran satisfacción de las mujeres del Noroeste de la Región. Sin embargo, «las mujeres que utilizan vibradores o sus propias manos para masturbarse, son las que sufren luego más anorgasmia. Tienen más problemas para alcanzar el orgasmo con otra persona», manifiesta Jesús Rodríguez. Añade que quienes también sufren problemas para llegar al orgasmo son las que no se masturban.