En 2000, el joven José Rabadán, de entonces 16 años, mataba a sus padres y a su hermana pequeña (que sufría síndrome de Down) con una catana en Murcia. Este crimen fue el punto de inflexión a la hora de cambiar el tratamiento de la crónica negra en la Región, según concluye la tesis que durante «muchos años» ha elaborado la periodista y ya doctora Demelza Molina Vicente. La joven, que ha obtenido un sobresaliente cum laude por su trabajo, realizado en la Universidad de Murcia, charló ayer con LA OPINIÓN.

En primer lugar, enhorabuena por su tesis de cum laude. ¿Cómo ha sido su proceso de realización?

Analizamos las páginas publicadas en los periódicos La Opinión y La Verdad sobre crímenes entre 1990 y 2014, y vimos que, a raíz del crimen de la catana, todo empieza a adquirir mayores proporciones. En fotografía, en la utilización de colores, en los titulares y en el relato novelado. Antes, en otro crimen como fue el de los novilleros (triple asesinato en 1990 en la finca Charco Lentisco de Cieza), en los periódicos lo que había es mucho texto. Desde el crimen de la catana, las piezas informativas empiezan a crecer: incluso el número de portadas se llega a multiplicar por cinco.

La crónica negra ha ido ganando importancia, aunque eso no significa que se hayan incrementado los crímenes.

Los crímenes han ido variando, pero no ha habido una línea progresiva de aumentos o descensos.

¿Qué tiene de especial el crimen de José Rabadán?

Es el único crimen que ha conseguido cifras que ninguno ha logrado igualar. En cuanto a publicación de noticias, de portadas... Es un punto de inflexión, lo cambió todo, y la gente jamás olvidará ese crimen. El segundo fue el de la parricida de Santomera (en 2002, una mujer mataba a sus dos hijos pequeños en su casa). A nivel informativo, se vio que un asesinato adquiría un valor noticiable a partir del año 2000.

Usted ha hecho una tesis y una base de datos...

Por primera vez en la Región, se ha creado una base de datos tanto de los asesinatos de los que da cuenta el Ministerio como de los que nos encontramos en prensa. Por ejemplo, el tiroteo de Mazarrón (en 2011, un preso de permiso mató a un vecino e hirió a otro, que falleció posteriormente en el hospital) no aparece en la estadística del Ministerio.

¿Y eso por qué?

A veces pasa. Por ejemplo, si una víctima queda herida, se contempla como lesiones, y la víctima fallece luego.

¿Cómo y dónde podrá consultar la gente esta base de datos pionera en la Región?

Se ha incorporado a la tesis, y la tesis la defendí el lunes. A ver cómo lo podemos hacer, para que todo periodista que quiera pueda consultarla. Y de un crimen ver, por ejemplo, si lo lleva Policía Nacional o Guardia Civil, si aparece o no en la estadística del Ministerio... Desde 1990 a 2014, hay 364 crímenes, con 384 víctimas. Aunque la cifra oficial del Ministerio es de 350 víctimas.

¿Hay mucho sensacionalismo en el periodismo de sucesos de hoy en día?

Todo esto obedece a una tendencia a nivel nacional, donde fue el crimen de Alcàsser (en 1992) el punto de inflexión. Las ventas de periódicos en Murcia empezaban a caer, y se vio que a nivel nacional el morbo llamaba la atención a la sociedad. Todo lo que fuera morbo y sensacionalista, vendía. Esta tesis también pretende ser un llamamiento: detrás de una víctima y de un crimen, hay personas. Hay que tener respeto.

¿Una especie de código ético?

Pienso que sí, que sería aconsejable y que haría falta. Aunque hay más respeto que antes: a comienzo de la década de los 90, se publicaban fotografías explícitas de cadáveres mutilados.

Si por alguna razón se siguiesen publicando ahora imágenes explícitas, ¿cree que la gente las vería o las criticaría?

En el mismo momento en el que te dicen que una foto puede herir tu sensibilidad, pinchas para verla. El asesinato llama la atención porque se sale de lo normal. Por desgracia, sí se verían esas fotos. Aunque no lo veo ético ni correcto, como no veo ético o correcto el mostrar fotos de víctimas de campos de concentración. Sería para hacer otra tesis...

Si el crimen de los novilleros al que aludía antes se hubiese producido ahora, supongo que el tratamiento informativo habría sido diferente.

Aun entonces, se le podría haber sacado más. Hoy el diseño de la estructura propia de la noticia cambiaría.