Luis Bañón, meteorólogo del Centro de Guadalupe, tiene claro que «cambiar de hábitos y tender a una vida con menos emisiones» es clave para que todos los habitantes del planeta pongamos un granito de arena en la lucha contra los efectos del cambio climático. Bañón charló por teléfono con LA OPINIÓN acerca de las tendencias que esperan a la Región.

¿Se están notando ya los efectos del cambio climático en la Región de Murcia?

Sí, sobre todo en lo rerefente a las temperaturas. El aumento de la temperatura media regional ha venido aumentando desde 1941 hasta 2015. La tendencia es que la temperatura ha subido una décima por década. Dentro de esa tendencia, cabe destacar el comportamiento extremo de 2014 y 2015, que han sido claramente superiores a los demás en cuanto a calurosos.

¿En qué periodo del año se nota especialmente el cambio de tendencia en la Región?

En el verano la tendencia es un poquito más marcada. Y suben las temperaturas. En cuanto al invierno, están disminuyendo el número de días con nieve. En los sitios en los que registramos nevadas, por encima de los 800 y 900 metros se ha observado un número decreciente de días de nieve. Este año ha habido poca.

Sin embargo, lo que sí ha abundado es el número de días de calor extremo...

Se ha observado un aumento en el número de días de calor. No solamente en 2015: han ido aumentando estos últimos años. Un aumento de temperaturas tanto de máximas como de mínimas. Y eso no significa que llueva menos. Computando la precipitación media, no se observa que llueva menos en el cómputo de la Región en los últimos 70 años. Ahora bien, sí se ha observado una tendencia a menor precipitación cada vez. ¿En qué meses llueve más? En enero, febrero, septiembre y noviembre. En abril y octubre, va lloviendo menos.

¿Eso significa que el calor se está instalando en la Región de Murcia para todo el año?

Todas las estaciones van a ser un poquito más calurosas. La tendencia del aumento de temperaturas (en toda España, no sólo en la Región) se une a que aquí los veranos ya son calurosos. El problema ya está aquí. Veranos como los que hemos sufrido este año ya son un problema.

¿En qué sentido?

Si el verano de 2015 es un presagio de cómo van a ser los veranos del futuro, hay un gran problema. Estíos tan calurosos con el agua del mar a una temperatura tan elevada, pueden tener efectos devastadores en el turismo a largo plazo. Pero el tema del cambio climático no es que caiga un meteorito. Lo mismo el verano que viene no es tan caluroso. Un solo evento no es indicio de nada. Lo que hay que analizar son las tendencias. Y la tendencia dice que en la Región los veranos del futuro van a ser más calurosos y los inviernos más suaves.

¿Hemos de asustarnos?

Hay que ir preparándose a nivel global para luchar en los peores escenarios. Las emisiones pueden traer cambios abruptos.

¿Qué podemos hacer los ciudadanos para intentar que los efectos del cambio climático no sean tan terribles?

Cambiar los hábitos y tender a llevar un estilo de vida con menos emisiones contaminantes para el planeta. Hemos de ser conscientes de que nuestras acciones dejan un rastro de carbono. Si puedes ir caminando en lugar de ir en coche, ve caminando. Si puedes ir en bicicleta en lugar de ir en coche, ve en bici. Si en mi coche pueden ir cuatro personas, que vayan cuatro y no yo solo. Es un tema de educación para los próximos años. Mejor intentar minimizar, tener siempre en la mente el rastro de las emisiones que dejamos. El cambio climático no es un problema local: lo que se haga en el otro lado del mundo nos afectará a nosotros. Y no hemos de dejar el problema a los políticos: nosotros somos los que tenemos que empezar a cambiar. No podemos delegar nuestras decisiones en los demás. Tenemos que ponernos las pilas.