«Histérica y temblorosa» -tanto que incluso olvidó su número de teléfono cuando se lo pidieron-, Catalina López no se lo creía cuando vio que la llamada procedía de Loterías del Estado: había expendido el número agraciado con el primer premio del sorteo de ´El Niño´. La dueña de la librería y papelería Sopa de letras vendió en Alhama de Murcia un décimo premiado con 200.000 euros.

Era el número 22 654, que se presentó en Alhama con un premio de dos millones de euros por serie, repartido en 18 provincias por todo el país. Se trata de la primera vez que el municipio celebra un premio de ´El Niño´ y la undécima ocasión que cae en la Región. La última vez sucedió en una administración de Bullas, el año pasado, donde tocó un segundo premio; pero 49 de los 50 boletos 'volaron' hasta un pueblo de Navarra. Una mujer navarra que visitaba a menudo la localidad los compró y se los llevó hasta Beriáin (a 8 kilómetros de Pamplona), tal y como informó este diario.

Este año, un décimo fue despachado mediante terminal en el punto de venta mixto 53.655 de la librería Sopa de letras, situada en la avenida Juan Carlos I. «Según parece, ha sido sólo un décimo, como me han dicho los técnicos de Lotería, que hoy (por ayer) están de guardia, pero no lo puedo confirmar», afirmaba la propia lotera. Fuentes del Organismo Nacional de Loterías y Apuestas del Estado señalaron a este periódico que la librería expendió un sólo billete del 22 654.

Pese a que es la gran alegría para Cati -o Lina, como así la conocen en Alhama- desde que despacha lotería, no es la primera vez que la suerte le sonríe. En diciembre distribuyó un primer premio de la ´Lotería de los jueves´ de 30.000 euros y antes, en julio, dio un segundo de 6.000 euros.

El teléfono de Catalina echaba ayer humo: «No sé cuántas llamadas ni WhatsApp he recibido, ni cuántos mensajes de Facebook», aseguraba exultante. También se acercaron hasta la librería «muchísimos» vecinos, como el alcalde, que acudieron a felicitarla. Todos menos el premiado, que no dio ayer señales de vida, al cierre de esta edición. «Tal vez esté escondido, es lo que yo haría», bromeaba Catalina.

La vida le ha dado un vuelco a a esta vecina de 41 años desde que en 2013 decidió regentar la papelería tras cuatro años sin encontrar trabajo como arquitecto técnico, la carrera que estudió. «Le di un lavado de cara, lo trasladé y cambié el nombre. Estoy muy contenta con el negocio y con los clientes, que son muy agradecidos», comentaba. Y desde ahora el local lucirá un orgulloso cartel: aquí se vendió un primer premio de ´El Niño´