Todavía faltan muchos años para que sea consciente de ello, pero se llama igual que uno de los poetas españoles más grandes del pasado siglo: Miguel Hernández es el nombre del primer niño nacido en 2016 en la Región. El bebé decidió salir del vientre de su madre, Cristina Jiménez, cuando contaban 20 minutos del nuevo año, y se convirtió en un regalo para su familia, que ya lo esperaba desde el pasado día 28, fecha en que la madre salía de cuentas.

Cuando todo el país se abrazaba con la copa de champán en la mano tras tomar las doce uvas de la suerte, Miguel Hernández y Cristina Jiménez lo hacían por primera vez con su pequeño, que pesó 3 kilos y medio y que tuvo un parto sin complicaciones. El bebé crecerá en Molina de Segura, donde vive la feliz familia, en cuanto les den el alta del hospital Virgen de la Arrixaca, donde permanecen ingresados hasta que los facultativos observen que todo se desarrolla con normalidad en la madre y el hijo.

El pequeño Miguel pasó sus primeras horas muy calmado: «Nos ha dejado dormir toda la noche», exclamó su padre, que trabaja en un barco turístico en Cartagena, a la vez que reconocía que desde ayer su vida gira en torno al pequeño: «Cristina y yo estamos en un segundo plano; ahora él es lo importante».

Unas quince personas de la familia de Cristina Jiménez y de Miguel Hernández irrumpieron en Nochevieja en el área de paritorio del hospital Virgen de la Arrixaca para celebrar la velada con la pareja, dar la bienvenida al nuevo año y, sobre todo, esperar al pequeño Miguel. «Pasamos la noche juntos, el equipo médico fue fantástico y nos dejó celebrarlo», comentaba la madre, que es profesora en Molina de Segura, de pie junto a la cama mientras atendía a su hijo. Ha sido el comienzo de año más especial de sus vidas.

«Tu risa me hace libre, me pone alas», escribió el poeta oriolano que comparte nombre con el bebé. Un sentimiento similar al que desde ayer embarga a Miguel y Cristina: su pequeño ya es lo más grande de sus vidas y la sonrisa de su bebé les permite ´volar´ a geografías insospechadas de los sentimientos.

Noa despide el 2015 en la Región

Noa Hernández será la más pequeña de su clase. El bebé de Roberto y Elisa fue el último en ver la luz el pasado año en la Región. Una alegría para la familia, que no sabía si el nuevo miembro de la casa llegaría en diciembre de 2015 o en enero de 2016, pues la niña apuró hasta la última vuelta del minutero del reloj para llegar al mundo: nació a las 23.20 horas.

Noa, que llegó dos días antes de que su madre saliese de cuentas, es ahora la niña mimada de la familia: «Es la primera nieta, así que imagina cómo estamos», dijo el abuelo, que estaba junto a la madre del bebé y otros familiares en el hospital. «Ahora», aclaró, «queda esperar a su primo, que se llamará Dylan y que viene para el Bando de la Huerta». Dos festividades que, sin duda, desde ahora serán más especiales para la familia, naturales de la pedanía murciana de Zeneta, pese a que Noa vivirá junto a sus padres en Torreagüera.

El parto estaba programado para el día 31. Por eso, la familia de Elisa López y Roberto Herrera adelantó la cena de fin de año al día 30 y, pese a que no se tomaron las uvas, pudieron disfrutar de una velada en la que los deseos para el 2016 giraron en torno al futuro miembro de la familia.

Aunque cansada tras el parto, Elisa no quería evitar que el brillo inundase sus ojos al mirar a la pequeña, que descansaba en sus brazos. Sus padres, los abuelos y los tíos -con el futuro Dylan­- estaban en torno a la pequeña y, mientras respondían a las preguntas, no paraban de lanzar miradas al bebé, que es «el mejor regalo» que podían esperar para cerrar el año.

En Cartagena llegó al mediodía

Que pasado el mediodía del día 1 de enero aún no hubiera nacido el primer bebé cartagenero del año 2016 ya era algo bastante inusual como para que encima el retoño fuera mazarronero. Así lo confirmaron los padres de la criatura, Juan García y Virginia García, naturales de Mazarrón y Molina de Segura, respectivamente, y con residencia familiar situada junto a la bahía de la villa de pasado fenicio.

El retoño, al que le han puesto de nombre Pablo, nació a las 12.55 horas de la tarde en el hospital Santa Lucía de Cartagena. Casi trece horas después de la entrada de 2016. «Es una situación rarísima, nunca había tardado tanto en nacer en Cartagena el primer bebé», explicaron desde el centro sanitario referente del Área 2 de Salud.

«Cogimos la autopista y a las nueve de la noche llegamos al hospital poco antes de las campanadas de fin de año, ya pensábamos que el niño iba a nacer justo en mitad de las uvas», indicó ayer su madre mientras tenía al pequeño Pablo en sus brazos. Salía de cuentas el día 30. El niño mide 49 centímetros y pesó tres kilos y 340 gramos nada más salir del vientre materno.

Su padre es funcionario municipal en Mazarrón y la madre trabaja en uno de los supermercados de la cadena Coviran que hay en el mismo municipio. Para ellos ayer fue un día de visitas y de buscarle parecidos al niño. «Es moreno y aún no sabemos el color exacto de sus ojos, que son oscuros, pero todos coinciden en que se parece más a la madre», detalló el padre de la criatura. Por su parte, Virginia bromea con que seguro que heredará el carácter de su progenitor. Pablo pasó el día con sus padres tras un parto largo pero sin complicaciones. Entre hoy y mañana estos papás primerizos volverán a su casa de Mazarrón con un nuevo miembro en la familia.

Los primeros, en Toledo y Alicante

Los primeros bebés del año 2016, informaba Europa Press, han sido una niña llamada Arancha, que nació a las 00.00 horas del 1 de enero en el Hospital de Toledo, y un niño llamado Adrián, que llegó al mundo en el hospital General Universitario de Alicante, también a las 00.00 horas, mientras aún sonaban las campanadas del reloj de la Puerta del Sol.