Tiene entre sus manos el peso de la labor investigadora agroalimentaria de la Región «y lograr transferirla al sector». A mediados de la semana pasada,desde la Dirección General que lidera se presentaron 18 proyectos ante la Comisión Europea que optan a financiarse con 3,5 millones de euros procedentes de los fondos Feder. «El objetivo es dinamizar el sector agroalimentario buscando nuevas variedades de fruta, de hortalizas, conservando razas autóctonas ganaderas, etcétera», explica Juana Mulero.

¿Qué repercusión tendrá en el colectivo de investigadores estos proyectos?

Cuando la Unión Europea nos los apruebe sacaremos a contratación 55 nuevas plazas en una convocatoria abierta. Se hará siguiendo unos baremos, unos perfiles adecuados a cada proyecto. Es decir, que el tribunal seguirá unos criterios de selección muy concretos.

¿Por ejemplo?

Nuestro sector no se merece sino una investigación de excelencia: gente capacitada para llevar a cabo estos trabajos. Lo que buscamos con estas 55 plazas es que las cubran los mejores científicos posibles, que sepan trabajar en la materia del proyecto.

Usted dirige también el Imida. ¿Tiene previsto llevar a cabo alguna reestructuración en el instituto?

Lo primero que quiero es analizar bien su estructura actual y ver si es factible que cada sección siga como está o sería conveniente algún cambio para que se adecúe a las necesidades actuales. El Instituto se creó hace 15 años y en este tiempo se han producido muchos cambios en el campo de la investigación. Tal vez sea necesario impulsar algún nuevo departamento y eliminar otros que se hayan quedado obsoletos. Creo firmemente en el papel de la investigación e innovación en sí, pero también en su transferencia al sector agroalimentario, porque si no, tiene muy poco recorrido.

¿Qué cambios destacaría en el sector?

Si hay algún sector dinámico es el agroalimentario, pues las exigencias del mercado en cuanto a nuevos productos, reclaman respuestas casi inmediatas a las modas y gustos cambiantes en la alimentación. Y a esos retos tenemos que responder. Por eso pretendo impulsar, dinamizar, este sector a través de una investigación sólida; que el agricultor sea capaz de ofrecer al mercado lo que éste le pide. Ello repercutirá en un incremento en los beneficios; será más competitivo.

Otra de las labores de su Dirección General es la de ocuparse de la formación.

Sí, y es una de las cuestiones que inquietaban a los investigadores, si seríamos capaces o no de compaginar ambas. Creo que ya hemos demostrado que se pueden llevar a cabo las dos con total normalidad: dirigir el Imida por una parte, y realizar labores de asesoramiento, transferencia y formación. De hecho ya hemos puesto en marcha, a través de los Centros Integrados de Formación y Experiencias Agrarias (CIFEas), un programa para los próximos cuatro años de cursos de formación dual, bilingüe y on-line, que están teniendo muy buena acogida y que supondrán un revulsivo en este campo. Hay que destacar que los centros de Lorca y Molina de Segura son un referente nacional de formación.