Fiel a la tradicional cita que homenajea el negocio familiar, la empresa más antigua de la Región de Murcia, el Grupo Albarracín, estuvo presente en la gala de los premios Herentia, que organiza la Asociación Murciana de la Empresa Familiar, Amefmur. «Son premios siempre muy merecidos, porque suponen el reconocimiento a una trayectoria empresarial y familiar que ha lidiado con mucho trabajo y esfuerzo», asegura la directora de compras del grupo, Raquel Albarracín.

Se trata de una jornada destacada en el calendario para el Grupo Albarracín por la «importante labor» que lleva a cabo Amefmur. «Ha identificado desde su fundación, hace ahora casi 20 años, los problemas de las empresas familiares, a quienes defiende sus derechos como nadie», comenta Raquel Albarracín. «Y nosotros hemos tenido la suerte de compartir problemas similares que necesitaban soluciones parecidas, lo que le ha dado a la asociación fortaleza para trabajar en defensa común de todas las familias». El compromiso con Amefmur no puede ser menos en una empresa que nació familiar hace 162 años y continúa hoy día siendo familiar, manteniendo la ilusión pese a todas las dificultades encontradas en el largo camino. Y es que la compañía se ha prolongado en el tiempo a través de cinco generaciones, los Albarracín, dedicados a la elaboración y comercialización del pimentón y otras especias, y ahora se encuentra inmersa en el tránsito a una sexta generación.

«Es un orgullo seguir generación tras generación manteniendo a la compañía en el liderazgo sin decaer, aunque también es una responsabilidad», afirma Raquel Albarracín, quien añade que además es «otro orgullo» crear riqueza y empleo, «que tanta falta hace en nuestra Región y nuestra querida España».

Revela la directora de Compras que Juan José Albarracín S. A., que también es uno de los negocios más vetustos del país, está realizando un relevo generacional «pausado y medido», con la «única» intención de perdurar en el tiempo, «tal y como hemos hecho durante tantísimos años». Los planes a medio plazo de la compañía no sólo pasan por seguir continuando su actividad laboral, sino también por la expansión hacia nuevos mercados, pues «la internacionalización es una de las claves del futuro». Todo ello se une a los retos con los que lidia a diario: el desarrollo tecnológico, las inversiones y el dinamismo, sin olvidar «el total control de los procesos productivos».

«Nos encontramos inmersos en la cualificación del personal, en su formación, así como en las inversiones directas de la investigación, el desarrollo y la innovación (I+D+i)», explica Raquel sobre los proyectos del Grupo. Para ello, «todo nuestro departamento de calidad, compuesto por un excelente equipo humano, está puesto al servicio de las más avanzadas tecnologías».

La misión de la sexta generación de los Albarracín no es sencilla: «Combinar familia y empresa, empresa y familia, no es nada fácil», concluye Raquel Albarracín, pero cuentan con el secreto del éxito que dura más de 162 años: «Trabajo, trabajo y más trabajo».