La noticia de su muerte puso en pausa la carrera electoral en las filas socialistas de la Región de Murcia. El corazón de puño y rosa de Silvino Jiménez, que tomó el primer bastón de mando de la alcadía de Alguazas tras la dictadura y defendió los intereses de los murcianos en la Asamblea Regional, se paró ayer, día en que se conmemora la promulgación de la Constitución Española, documento al que este «garante de la democracia» dedicó toda su vida.

Así lo recordaba Blas Ruipérez, actual alcalde de Alguazas, que reconoció que la noticia cae como un jarro de agua fría en el socialismo murciano. Para el regidor, Silvino «lo hizo todo por su municipio. No hay nadie en Alguazas que pueda decir lo contrario: cuando se convirtió en alcalde se encargó de poner el pueblo en el mapa». Ruipérez informó de que el Ayuntamiento ha decretado tres días de luto oficial y que hoy, a las doce horas, se celebrará una ceremonia civil en el tanatorio del municipio para despedirlo.

Silvino Jiménez, que ostentó el cargo de vicepresidente primero de la Asamblea, deja una biografía política centrada en otorgar a los políticos de los pequeños municipios un lugar de peso. Lo hizo mano a mano con el que fue vicepresidente del Gobierno regional, Enrique Amat, y otros alcaldes como Manolo Hurtado en el que se denominó grupo de 'los enanos'.

Amat lloraba ayer la pérdida de un gran compañero y amigo. «Generoso, serio, duro en sus opiniones y muy sincero, se convirtió en un referente de una forma muy concreta de hacer política en la Región», apuntó. Es, dijo, «un paradigma de un tipo de socialismo que está desapareciendo», que ha trabajado en la transmisión de los valores sociales hasta el último suspiro: «Estaba preparando un libro titulado De la dictadura a la democracia, pese a sus problemas de corazón. Fue una persona inspiradora para hacer política local».