Hay numerosos premios que reconocen la labor de conocidas organizaciones a nivel mundial o de famosos filántropos como Bill Gates, pero, ¿qué hay de esas personas que día a día trabajan de incógnito para las personas de su comunidad? El premio al Solidario Anónimo, organizado por la Facultad de Trabajo Social de la Universidad de Murcia (UMU) y la Plataforma del Voluntariado de la Región de Murcia, tiene como finalidad reconocer la labor solidaria que muchas personas anónimas realizan día tras día en el más absoluto silencio y humildad.

En la XVI edición de este premio se ha cumplido un hito: Es la primera vez que se le da a una persona discapacitada. Eustaquia Jiménez y su hija, Ángela Jiménez, discapacitada intelectual, son las ganadoras este año por unanimidad del jurado. La razón ha sido la labor de voluntaria de Ángela, primera discapacitada que trabaja fuera de su centro, y el trabajo de apoyo que su madre le ha dado. «Ha sido una sorpresa muy agradable», cuenta Ángela emocionada y su madre comenta: «Yo no sé por qué me lo han dado a mí», dándole todo el mérito a su hija.

Todo comenzó cuando Ángela se quedó sin trabajo. «Los discapacitados fueron los primeros en sentir la crisis», asegura su madre. A Ángela le propusieron seguir trabajando gratis, y ella le dijo a su madre que «prefería utilizar su tiempo en gente que lo necesitaba». Eustaquia es voluntaria en ONG y para su hija era un ejemplo a seguir. «Se lo comenté a mi padres y les pareció bien, pero con la condición de que CEOM me ayudara a encontrar las ONG».

Con la ayuda de CEOM (Centro Educativo Ocupacional de Murcia) y varios conocidos, Ángela encontró tareas en Manos Unidas, FADE y en bancos de alimentos con la asociación Neri. Ella es totalmente independiente y en palabras suyas «aunque parezca un tópico, recibo más de lo que doy». Asegura que está muy contenta con la labor que hace.

Para Eustaquia, su madre, Ángela «puede ser un ejemplo para los demás, porque ha sido la primera en dedicarse al voluntariado». Ángela ha trabajado en muchos sitios distintos, realizando tareas de limpieza, de jardinería, administrativas, etc. y según su madre, eso le ha ayudado a ser más persona, porque la actividad es esencial para discapacitados intelectuales. «La trayectoria de Ángela ha sido larga, con sus momentos difíciles, pero con el apoyo de toda la familia hemos salido adelante», relata.

«Yo creo que esto va a ser un ejemplo para romper barreras para los discapacitados intelectuales» cuenta Ángela. Además de su trabajo de voluntaria, tiene en mente ocuparse de otras tareas y en un futuro volver a trabajar.

A los padres de discapacitados, Ángela les diría que «no sobreprotejan a sus hijos», porque si no, se vuelven muy dependientes, y ella es un ejemplo de que con un poco de apoyo, se puede llevar una vida más independiente.