«¿Algún momento en el que haya pensado ´tierra, trágame´?», preguntó al coronel uno de los periodistas que asistió al desayuno informativo de ayer. Por la mente de todos pasó el recuerdo del incidente del exdelegado del Gobierno Joaquín Bascuñana durante un control de alcoholemia en septiembre de 2014. Por la de Ortega, vista su respuesta, también.

«Aquel incidente me dejó mal sabor de boca, porque se dijeron cosas que no son ciertas. Hubo quien dijo que defendí al delegado por presiones, pero no fue así. Yo me vi en la necesidad, por mi propia honradez, de contar la verdad», señaló Ortega, quien relató que Bascuñana, cuyo vehículo no había sido seleccionado para el control, preguntó al guardia civil que estaba en el control policial si había alguna novedad, a lo que éste, que no le había reconocido, respondió que no le iba a contar las incidencias a alguien que no se había identificado.

Y ahí fue cuando se complicó la cosa. «Quizás hubiera mejorado la forma en la que (Bascuñana) se presentó a la fuerza policial. Pero tengo que decir que lo primero que hacía este delegado del Gobierno cuando íbamos a los actos era saludar a la Guardia Civil e interesarse por su trabajo, y eso fue lo que hizo aquella noche en Molina», relató.

El momento más duro como miembro de la Benemérita del coronel José Ortega fue, sin embargo, ver morir a dos miembros del destacamento en el que estaba destinado en Navarra como consecuencia de un atentado de la banda terrorista ETA. También los fallecimientos de agentes en actos de servicio, especialmente en Tráfico. «Todas las pérdidas de compañeros, por terrorismo o por accidente, son trágicas».