Franco fue cruel e inmisericorde, pero no como Hitler. Es la conclusión a la que llega José María Zavala, escritor y periodista madrileño afincando en Murcia, «donde el clima es increíble». Cuando se cumplen 40 años de la muerte del dictador, Zavala lanza Franco con franqueza, donde cuenta aspectos de la vida íntima del Generalísimo como la difícil relación con su padre, Nicolás Franco, y su hermano Ramón, ambos masones y mujeriegos, y sus planes para que España tuviera la bomba nuclear.

¿Qué queda ya por saber del general Franco?

Es cierto que sobre Franco han corrido ya ríos de tinta, pero todavía quedan aspectos muy desconocidos. La relación con su padre y su hermano Ramón, ambos masones y mujeriegos. Su padre le dio un hermano bastardo de Filipinas, por el que luego veló. La viuda y la hija de Ramón Franco fueron denigradas. En el libro hay historias muy curiosas, como la quiniela de la liga de fútbol italiana con la que Franco ganó casi un millón de pesetas en 1967. Hay historias muy desconocidas. Por ejemplo, se relata en el libro cómo Franco pierde un testículo en África, curiosamente en 1916, el mismo año que también lo perdió Hitler en la batalla del Somme. Este hecho desata luego una serie de dudas sobre la paternidad de Carmen Franco. Otro aspecto curioso es cómo Franco anheló conseguir la bomba atómica. Creó el Centro de Energía Nuclear Juan Vigón, donde se hicieron experimentos. En noviembre de 1970 se produjo un accidente nuclear en la Ciudad Universitaria de Madrid, que fue completamente silenciado por el régimen, y que todavía hoy sigue denunciando Miguel Yuste, responsable de seguridad del Centro de Energía. Se vertió líquido refrigerante de uno de los reactores a la vega del Manzanares, llegando a desembocar en el Tajo. También se puede encontrar en la obra su última nómina como militar, que cobra su viuda Carmen Polo en noviembre de 1975 y que ascendía a 154.000 pesetas. Creemos que está todo dicho, pero todavía hay aspectos que muchos no saben.

¿Y qué retrato hace usted de la figura de Francisco Franco desde el punto de vista personal?

Era una persona muy desconfiada, recelosa, no se fiaba ni de su sombra. Era tremendamente reservado. No es que no sintiese ni padeciese, como han dicho algunos, sino que se reservaba sus intimidades en el plano familiar, sobre todo con su mujer, Carmen Polo, que era de armas tomar. Franco no tuvo amigos íntimos y era un hombre que leía de todo, incluso los libros prohibidos por él mismo en España, como los de la editorial Ruedo Ibérico, ubicada en París. Obviamente, no fue un santo. No tenía piedad. Empezando por su primo hermano, el comandante Ricardo de la Puente Bahamonde, al que pudo perdonar la vida, pero fue fusilado en Melilla. Cuando le pasaron el expediente para el posible indulto, lo que hizo Franco fue lavarse las manos, como Pilatos, y pasarle el caso a su segundo para que él firmara la sentencia de muerte. También tuvo una muerte cruel un hermano de Buenaventura Durruti que era falangista y fue vilmente fusilado en la flor de su vida, solo por ser hermano de quien era. O Emilio Valldecabres, el auditor del ministerio de Guerra que denegó el indulto a José Antonio Primo de Rivera. Su madre recurrió a Franco para pedir clemencia, porque era viudo y tenía una hija de cinco años a su cargo. Pero fue inmisericorde.

A los españoles se nos afea ser todavía demasiado condescendientes con el dictador, algo que no ocurre en Alemania con Hitler. ¿Qué opina sobre esto?

Estoy más en la línea de Stanley Payne, para mí un hispanista mucho más ecuánime, a mitad de camino entre Paul Preston y Ricardo de la Cierva [precisamente fallecido ayer]. Franco no fue como Hitler. Franco no tenía cámaras de gas, no exterminó a los judíos. Al contrario, salvó a cuantos pudo. Todos tenemos en la familia víctimas de la Guerra Civil. En mi caso, de los dos bandos. No podemos contar una historia de buenos y de malos. En la Guerra murieron más personas en las dos retaguardias que en el frente. Cuando una vez en París a José Ortega y Gasset le dice una persona del bando nacional que los republicanos estaban asesinando a mucha gente en la retaguardia, Ortega le responde que cuando se entra en lo métrico decimal, es decir en lo más cercano, mal asunto. Desmanes hubo en las dos retaguardias, y no hablemos ya de la atroz persecución religiosa, con un odio y un ensañamiento brutal. Echar la culpa a Franco de todos los crímenes de la Guerra Civil, además de una mentira, es una injusticia. Pudo haber tenido más piedad, fue en ocasiones inmisericorde, pero no llega a lo de Hitler...

¿Qué opinaría Franco de la España actual, con Cataluña amenazando con independizarse?

Tanto Franco como José Antonio, que no tenían nada que ver entre ellos, pese a que murieron el mismo día y estén enterrados juntos, tenían una visión profética de lo que podía pasar y de dónde estaban los peligros. Algunos problemas de hoy ya estaban en 1936. Esas dos Españas con visiones distintas e irreconciliables... El problema del separatismo no es de ahora. La Historia debería servirnos para aprender de los errores y no repetirlos. A veces no es así.

Ha escrito varios libros sobre José Antonio Primo de Rivera. ¿Le perjudica en el plano profesional ese afán por investigar sobre iconos del franquismo?

Yo no pertenezco a ningún partido y escribo con total libertad. No soy antifranquista, pero tampoco franquista. Me considero un historiador que intenta aproximarse a los hechos históricos sin prejuicios y con documentos. Me encanta el género biográfico, porque aprendemos cosas buenas de todo el mundo. He biografiado también a Andreu Nin, líder del POUM, que fue desollado, acusado de ser un espía franquista, algo que no fue nunca. Su nieta contactó conmigo para agradecerme que hubiera escrito ese libro, porque a su abuelo lo tacharon de traidor a la República cuando nunca lo fue. Yo pienso que no hay que demonizar a ningún personaje histórico.