­La Cooperativa para el Desarrollo Comunitario, Copedeco, fue otra de las galardonadas en los últimos premios Arco Iris de Ucomur. Con 26 años de historia, en la Cooperativa de trabajo asociado e iniciativa social sin ánimo de lucro trabajan multitud de profesionales del campo de la intervención social especializada y de la animación sociocultural.

El suyo no es un trabajo fácil. Tienen que educar, cuidar y brindar las herramientas necesarias a quienes menos recursos tienen. Es por ello que basan su trabajo siempre en dos principios innegociables: proximidad, empatía y cercanía. Sin ellos sería imposible afrontar una tarea difícil pero muy agradecida. Mucho más, sin duda, que otros trabajos. Precisamente este premio de Ucomur, explican, ha supuesto eso: «el reconocimiento y la visibilidad al trabajo cooperativo en el ámbito de la exclusión social y la educación no formal».

Un respaldo a la labor que llevan desarrollando sin descanso desde el año 1989. Entonces, cuando arrancaron, no existía (o, al menos, no estaba tan de moda) eso que ahora todos llamamos emprendimiento. Pero aprovechando que en esos momentos se estaba ya profesionalizando todo el ámbito de lo social, junto a las titulaciones universitarias de educador social, trabajador social y psicopedagogo, decidieron aventurarse y dar el paso que hoy tanto agradecen. La suya fue una tarea ardua para emprender un proyecto que hoy se consolida como un referente en toda la Región.

Un programa para cada colectivo

Copedeco desarrolla programas relacionados con problemáticas sociales que afectan a colectivos vulnerables (infancia, adolescencia, mujeres, jóvenes, mayores y adultos) con la finalidad de ir reforzando conductas, habilidades, aptitudes y actitudes, y capacitarlos así para su desenvolvimiento personal, con autonomía y con seguridad. Siempre, dicen, fijando el máximo grado de calidad y sin olvidar nunca que su trabajo está dirigido a personas vulnerables.