La Enfermedad Pulmonar Obstructiva Crónica (EPOC) es una dolencia progresiva que causa dificultad para respirar y que se puede manifestar de dos maneras diferentes, la bronquitis crónica y el enfisema. Según los últimos datos de la consejería de Sanidad, la Región de Murcia alcanza en 2015 los 17.000 diagnósticos . «La sensación de falta de aire, aumento de tos y limitación para subir escaleras» son algunos de los síntomas de la enfermedad que destaca Francisco José Ruiz López.

La Organización Mundial para la Salud (OMS) vaticina que para 2030 el EPOC será la cuarta causa de muerte en el mundo. ¿En qué estado de avance se encuentra su tratamiento?

Lo único que verdaderamente ha mejorado la enfermedad es la supresión del consumo de tabaco. Cuando uno está fumando no sabe que está enfermo, se limita progresivamente en sus actividades diarias, se vuelve sedentario y así empieza un círculo vicioso que va a peor. Cuando ya tiene manifestaciones importantes es cuando se plantea qué es lo que le está pasando y ya está en unos estadios avanzados de enfermedad. Los inhaladores mejoran la calidad de vida del paciente y la tolerancia al esfuerzo. En estadios finales, aumenta la supervivencia de la enfermedad tener un soporte de oxígeno suplementario, pero la calidad de vida es más limitada.

¿Cuáles son los principales factores que afectan a su desarrollo?

El tabaco, el uso del cannabis, causas ambientales, polución atmosférica y, sobre todo, fumar en zonas contaminadas. Luego hay otras patologías que son menores, propias del déficit de algunas proteínas que nos protegen si tenemos algún problema por la inhalación de partículas nocivas. Afortunadamente, no es muy frecuente, pero hay veces que son más bajas de la cuenta en algunos enfermos muy seleccionados, por lo que estos tienen más probabilidad de padecer EPOC y enfisema, que son los déficit de Alfa1.

¿Qué relación existe entre el EPOC y el cáncer de pulmón?

Hay estudios que dicen que determinados pacientes que padecen enfermedad obstructiva crónica pueden tener una asociación con el cáncer de pulmón. La historia está en que el tabaco comparte, es decir, es la causa del cáncer de pulmón y de otras patologías cancerosas asociadas. Lo que ocurre es que muchas veces los enfermos no solo tienen cáncer, sino que además padecen enfermedad obstructiva crónica, por lo que la calidad de vida y las estrategias curativas son mucho peores. Los enfermos de EPOC tienen menos soluciones y son más limitados a la hora de hacer cirugía por estar mal de sus pulmones. Por tanto, su esperanza de vida cuando comparten enfermedades de este tipo es mucho menor.

¿Es todavía una enfermedad desconocida?

Totalmente. Curiosamente el año pasado con motivo del Día Mundial del EPOC se nos ocurrió poner unas mesas de espirometría para difundir la enfermedad y que la gente entendiera en qué consiste la prueba. El resultado fueron unas 100 o 120 espirometrías y de ahí salieron un 10 o 15% de enfermos. Sacamos varios diagnósticos que mandamos a su médico de cabecera.

¿Cómo podemos prevenirlo?

Un paciente fumador tiene que concienciarse de que probablemente tiene que dejar el tabaco. Debe ir a su médico de cabecera para hacerse una espirometría, diseñar el plan para dejar el tabaco y estudiar si tiene EPOC. Entonces se ve el tratamiento que se le puede aplicar, antes de que vaya la cosa a más y le suponga problemas en su trabajo. Insistimos en que los profesionales estén sensibilizados para detectar a los pacientes. Hemos puesto los servicios de Neumología al servicio de Atención Primaria, no solo en temas formativos sino además si hacen falta nuestros espirómetros. La cuestión es que el paciente esté accesible a esa prueba y que no tenga dificultades para hacerla. Igual que la población está muy sensibilizada con la tensión alta, nosotros pretendemos lo mismo: en cualquier punto que sea accesible hay que intentar que el paciente deje de fumar y detectar el EPOC.

El principal inconveniente al que se enfrentan estos pacientes es la lucha por respirar, sin embargo, se les aconseja la práctica de ejercicio físico. ¿Cuáles son sus recomendaciones?

Es muy importante que hagan ejercicio. Estos enfermos ya tienen lo que llamamos disnea, es decir, falta de aire, por lo que es terrible el impacto que le produce en su vida diaria, tanto es así que en líneas generales la tendencia del enfermo es ser sedentario. Sin embargo, ocurre todo lo contrario. Nosotros respiramos con nuestros músculos y si los deshabituamos nos van a demandar más oxígeno para poquita carga que hagamos de ejercicio. Deben hacer al menos 30 minutos de actividad entre 3 o 5 veces a la semana y ponerse metas. El ejercicio más sano para este tipo de enfermos es caminar. Los que ya tienen sensación de falta de aire pueden contar con nuestros profesionales y entrar en programas de rehabilitación, tanto de ejercicio aeróbico como de entrenamiento de fuerza muscular. Los enfermos con actividad mejoran la supervivencia y por eso el ejercicio físico es muy importante.

¿Cómo se puede mejorar la calidad de vida de estos pacientes?

El ejercicio, las terapias inhaladas y, si además, el enfermo necesita oxigenoterapia suplementaria se le puede poner para que sea capaz de andar. También es importante el estado nutricional. Los que están con poca carga de actividad tienen tendencia a tener osteoporosis y fracturas, y cualquier cosa que pueda provocar una rotura para ellos es limitante totalmente.

¿Tiene cura?

No. El pulmón desgraciadamente envejece, como todos, pero una vez establecida la enfermedad podemos hacer que su curva de caída se parezca lo más posible al de una persona normal. Tendrán una pequeña limitación en su actividad, pero puede incluso que mueran de otra cosa.

¿Cuándo se plantea un trasplante de pulmón?

Se puede realizar, en líneas generales, en pacientes menores de 65 años con una caída de función pulmonar importante. Un trasplante es una situación en la cual cambiamos una enfermedad por otra. De ahí, el enfermo sale con un tratamiento inmunosupresor que le predispone a infecciones, pero lo que sí hace el trasplante es cambiar su supervivencia. En EPOC se puede hacer en estadios muy avanzados de enfermedad en pacientes que son jóvenes, es decir, aquellos que le vamos a prolongar mucho más la supervivencia. No es lo mismo trasplantar a una persona de 60 años, que podría resistir incluso un bipulmonar, que a una con 70 o 75 años, cuya esperanza de vida es más limitada. En el EPOC sale bien, pero afortunadamente hemos avanzado en estrategias que los pacientes muchas veces no necesitan el trasplante.

¿Cómo afecta la gripe a estos pacientes?

Es una de las cosas más importantes porque nos supone una carga de trabajo tremendo. Una de las acciones de prevención es la vacunación de la gripe, que estamos en plena campaña. El año pasado tuvimos la mala suerte de que la vacuna no fue tan eficiente e ingresaron muchos enfermos con EPOC con mortalidad añadida. Toda la población con hábito tabáquico y EPOC tienen que vacunarse.