136 años después, Murcia encuentra su momento oportuno para 'devolver' la generosidad que los franceses mostraron en 1879, cuando la Riada de Santa Teresa devastó la huerta de la Región, entonces provincia. Ahora que París está sufriendo por los ataques terroristas del 13N, la memoria murciana evoca el día en que Murcia padeció la tragedia y Francia no dudó en prestar su ayuda.

Un ejemplar monográfico de 24 páginas, PARIS-MURCIE, reunió a los grandes intelectuales de la época para difundir la noticia de la desdicha murciana. La Europa de finales de 1879 conocía la catástrofe de la huerta de Murcia a través de una publicación especial que tiró 300.000 ejemplares al precio de un franco. Logró recaudar más de 43 millones de pesetas para las familias de las víctimas y la implicación de las principales autoridades en las labores de reconstrucción de los hogares.

«París aún era considerada la capital del mundo, pese a su derrota en la guerra franco-prusiana», recuerda el historiador murciano Juan Antonio Garre, quien compiló todo el capítulo histórico de la Riada de Santa Teresa en la página web de ´regmurcia.com´. «PARIS-MURCIE puso a Murcia en el mapa cuando era una de las regiones más pobres y desconocidas de Europa», explica el historiador. «El gran valor de la publicación son las firmas que acogió: escritores como Víctor Hugo y Alejandro Dumas, además de personalidades como el papa León XIII y jefes de Estado».

La Riada de Santa Teresa

Los cielos descargaron un torrente de agua en la madrugada del 14 al 15 de octubre, día de Santa Teresa, sobre el campo de Lorca y provocaron el desbordamiento de los ríos del Guadalentín y del Segura. La lluvia recorrió el valle y llegó a Murcia, «arrasando la provincia», hasta el Malecón. «El agua entró hasta en el púlpito de la Catedral», ilustra el periodista y profesor universitario Felipe Julián Hernández.

Las inundaciones causaron la muerte de 777 vecinos, según recogieron las cifras oficiales del momento, que detallan el fallecimiento de 761 murcianos, trece lorquinos, dos librillanos y un ciezano. La fatalidad se cebó con las viviendas huertanas de adobe, muy vulnerables a las riadas. «Hubo más de 2.000 heridos y se destruyeron más de 2.600 casas», precisa Hernández, quien resume que toda la huerta -más de 24.000 hectáreas- quedó anegada. «Las litografías recuerdan a los huertanos encaramados en los tejados de las barracas».

"Una portada revolucionaria"

Los diarios murcianos se hicieron eco de la noticia, pero un joven periódico, fundado en febrero del mismo año, publica «una portada revolucionaria». Es El Diario de Murcia, que coloca a primera página una esquela. «El director José Martínez Tornel hizo la primera portada espectacular de la historia», comenta Garre. «Mientras que otros medios, como La Paz, no supieron adaptarse ´periodísticamente´ a la tragedia, manteniendo secciones irrelevantes, El Diario de Murcia centró durante nueve días todas sus cuatro páginas en elaborar un seguimiento continuo de la catástrofe».

Es la irrupción de Martínez Tornel en el periodismo murciano. Sus decisiones marcaron el devenir de los acontecimientos. «Tuvo la sensibilidad de poner su periódico a disposición de las víctimas, comprometido con la labor territorial de los periódicos locales», elogia Hernández. Despertó el interés de la prensa madrileña y el mensaje llegó al rey Alfonso XII, que cinco días después entraba en la estación de Alcantarilla. La visita del monarca fue fundamental para acercar el suceso y la noticia cruzó las fronteras.

Poco tiempo después, el director de la agencia francesa Havas encabezaba la idea de crear una publicación para recaudar fondos. «Édouard Lebey, padrino del proyecto, es el primero en conocer la magnitud de la tragedia», cuenta Garre. «Y buscó hacer algo sin precedentes: reunir a las mejores firmas en un número único».

PARIS-MURCIE salió a la calle el 14 de diciembre de 1879. El respaldo de los parisinos fue masivo y el periódico «recaudó más de 400.000 francos». Hubo donaciones de franceses, campañas de suscripciones, sorteos de lotería extraordinarios y se organizaron bailes y fiestas benéficos. La edición del ejemplar llegó incluso hasta El Cairo (Egipto)».

«La respuesta de los parisinos sorprendió a los huertanos, una población mayoritariamente analfabeta». Un mes y medio después, los periodistas murcianos editaron una revista en agradecimiento a los intelectuales franceses, MURCIA-PARÍS. Y 136 años después, la barbarie terrorista golpea a Francia. «Sería un gesto simbólico muy bonito ser solidarios porque Murcia sí tiene una deuda histórica con París, que en un momento de su historia se volcó en ayudarnos», concluye Garre. ¿Una idea? «Editar otro periódico benéfico».