El Aula Antonio Soler del Campus de la Merced de la Universidad de Murcia (UMU) inicia hoy el ciclo 'Cine y Emociones', que durante todos los martes de este mes exhibirá una película, y a continución habrá una charla relacionada con distintos temas emocionales. El ciclo ha sido organizado por el Aula de Cine y Cultura Digital de la UMU y CC OO Enseñanza, y hoy comienza con la película Babadook. La psicóloga y profesora del Departamento de Personalidad, Evaluación y Tratamientos Psicológicos de la facultad de Psicología, Carmen García Montalvo, será la encargada de hablar sobre los temores infantiles y sus consecuencias; así como las estrategias para enfrentar los terrores adultos.

¿Qué muestra 'Babadook'?

Es un filme que pasó desapercibido en su día. Se comercializó como una película de terror, y aunque tiene algo de eso, no es la típica de miedo. Se centra en el miedo que un niño de 6 años tiene a los monstruos, lo que es muy común en esa edad; cómo le influye en su comportamiento y cómo trata la madre de luchar contra ellos. El cine es un medio muy interesante para la educación emocional por sus elementos perceptivos, visuales, lingüísticos, proyectivos...

¿Cómo se puede combatir este tipo de miedos?

Evolutivamente, el miedo a los monstruos, a la oscuridad o a los seres imaginarios, que son otros recurrentes entre los niños pequeños, se superan con el crecimiento. Es importante analizar las conductas de los niños y cómo reacciona el entorno en el que se mueven, pues a veces los padres y quienes les rodean refuerzan esos miedos en lugar de combatirlos. Al niño hay que dotarle de un ambiente de seguridad y confort; enseñarle que los miedos son irracionales, y ayudarle a afrontarlos.

¿En qué puede derivar un miedo no superado en la niñez?

Si con el paso del tiempo no se resuelven en la adolescencia, pueden convertirse en fobias. Cuando más instaurados están más díficil es de afrontarlos. Los estudios realizados demuestran que los miedos no superados en la adolescencia se convierten en trastornos de ansiedad o de pánico o en fobias sociales. En este último caso, se produce un temor a las relaciones con otras personas, y eso es muy incapacitante. Y si tenemos en cuenta que ya la adolescencia es conflictiva de por sí, y que requiere una adaptación a lo que nos rodea, esos temores no resueltos pueden llegar a ser fobias irracionales y desproporcionadas a objetos, situaciones o elementos.

¿Es importante que los padres conozcan sus límites si ven que al niño no se le pasa y acudan a especialistas?

Los niños no traen ningún manuel de instrucciones debajo del brazo cuando nacen, y a veces, a los padres les faltan recursos, más allá del sentido común y del cariño, para manejar el problema. Por eso, acudir a un psicólogo, pedir orientación, no es nada negativo.

En cualquier caso, ¿pueden salvarse?

Todos los miedos son superables si son tratados bien y a tiempo. La resistencia al tratamiento depende del niño y su entorno. Pero hay programas muy eficaces y no hay que temer el acudir a los especialistas para abordarlo.

¿Qué papel juega la autoestima?

Es vital en el desarrollo humano. Es importante que la educación, tanto en casa como en el colegio o en la sociedad en general, refuerce los valores personales y darles más seguridad; aceptar a las personas de cualquier edad tal como son, porque ahí está la riqueza del ser humano. Se tiene que remarcar la diferencia, pero para valorarla y no para estigmatizarla. Y es en la infancia y en la adolescencia donde se contruyen estos valores. Pero lamentablemente, la sociedad no va por ahí. Es muy individualista y competitiva, sólo hecha para que sobrevivan los más fuertes.