El científico Salvador Martínez llegó hace casi dos años al Instituto Murciano de Investigación Biomédica (IMIB) como el gran fichaje que debía impulsar al centro hasta su acreditación por parte del instituto Carlos III y poder entrar así en la primera división de la investigación española.

Esa acreditación se logró hace algo menos de un año, pero ese objetivo cumplido desveló después lo que para Martínez son serios problemas de gestión en el centro que están motivados «por una falta de autonomía», ya que el IMIB depende jurídicamente de la Fundación para la Formación e la Investigación Sanitaria que forma parte del Sistema Murciano de Salud.

Esta falta de personalidad jurídica es para Martínez un serio problema «que nos impide solucionar problemas como la extinción de los contratos de investigadores que puede producirse el próximo 31 de diciembre porque la ley impide renovar los contratos de 32 personas».

Martínez escribió un informe con sus argumentos que ha tenido el silencio como respuesta. Ahora, ante una llamada del Centro de Neurociencias de Alicante, del que fue subidrector y que ahora aspira a dirigir, decide poner punto y seguido a su relación con el IMIB. Porque deja claro que no se marcha «dando un portazo» y no cierra la puerta a volver, eso sí, si el modelo de gestión cambia.

«Yo seguiré vinculado a los proyectos de investigación que tengo aquí y seguiré viniendo todas las semanas, garantiza. El proyecto más importante que lleva a cabo es el que comparte con el doctor José María Moraleda con células madre para conseguir frenar la evolución de la Esclerosis Lateral Amiotrófica (ELA).

A pesar de su marcha y de sus dudas sobre la gestión, Salvador Martínez está convencido «de que al IMIB le va a ir muy bien en el futuro y ya se están haciendo cosas muy importantes. La acreditación ha sido fundamental, sobre todo porque ahora todo tiene la marca de la Arrixaca y en solo un año se ha publicado dos tercios más de lo que se publicaba el año pasado».

El investigador asegura que «hay proyectos ilusionantes en marcha y lo importante no somos las personas».