Una carretera unirá Palomares y Cartagena para trasladar a la ciudad portuaria los 50.000 metros cúbicos de tierra radioactiva que aún se encuentran en la localidad almeriense. Éste es uno de los proyectos que se enmarcan en la operación que han acordado los Gobiernos de Estados Unidos (EEUU) y España para descontaminar Palomares tras el accidente aéreo ocurrido hace 50 años durante una operación de repostaje en vuelo que liberó material radioactivo en la zona.

Así, según la declaración de intenciones pactada por el secretario de Estado norteamericano, John Kerry; y el ministro de Asuntos Exteriores, José Manuel García-Margallo, toda la operación supondría un coste de 640 millones, parte de los cuales servirán para la construcción de esa nueva vía para que los camiones puedan trasladar las toneladas de suelo contaminado hasta el puerto de Cartagena, desde donde partirá hacia EEUU. Aunque aún se desconoce el lugar final donde quedará depositada la tierra, la declaración firmada por Kerry y Margallo recoge que será en «un emplazamiento adecuado en Estados Unidos». Según apunta el diario El País, «un informe de enero pasado del Departamento de Energía del país norteamericano apuntaba al Sitio de Seguridad Nacional de Nevada, en una zona desértica a cien kilómetros al noroeste de Las Vegas».

No obstante, el acuerdo alcanzado el lunes no deja claro, de momento, por qué zonas discurriría la nueva carretera para trasladar la tierra radioactiva, ni cómo se llevará a cabo la operación, ya que habría que suscribir seguros de responsabilidad civil frente a posibles percances durante el trayecto.

Y es que, según los datos facilitados, la ejecución del acuerdo podría prolongarse durante uno o dos años debido a que se deben llevar a cabo unos trabajos complejos previos y aún se desconoce si el traslado se haría en una operación o en varias.

A los plazos propios de la declaración de intenciones se une además que el acuerdo debe ser ratificado por las Cortes, por lo que no será hasta después del 20 de diciembre, cuando se celebren las elecciones generales, cuando se pueda dar el visto bueno al pacto final y comenzar a trabajar sobre un calendario que ponga fin a «un error que se cometió hace 50 años», según Margallo.