Fulgencio Fernández Buendía preside desde hace un cuatro de siglo una institución que tiene en la actualidad 850 colegiados. En este tiempo ha visto cómo la profesión ha tenido que virar hacia el trabajo en clínicas de atención a animales de compañía, en lugar de en granjas o explotaciones ganaderas, pues cada vez hay menos debido a la crisis económica. Sólo son rentables las más grandes, explica el presidente.

¿Qué ha supuesto la apertura de una facultad de Veterinaria en la Región?

La profesión ha ganado en prestigio pero hay más veterinarios que tienen que buscar salidas profesionales distintas a las tradicionales, como eran las explotaciones ganaderas. En producción animal ya no admiten más veterinarios.

¿Y hacia dónde encaminan los nuevos veterinarios su destino laboral?

Principalmente hacia las clínicas o establecimientos de atención a los animales de compañía. De hecho, hace 25 años no había más de 10 en toda la Región y ahora hay 250. Y se han convertido más en hospitales para mascotas. La sociedad nos indica el camino, y cada vez hay más demanda. De todas formas esta línea también está colapsada con 350 profesionales que trabajan en las 250 clínicas.

El futuro se ve bastante complicado...

No, hay que buscar nuevas salidas, como el medio ambiente, la veterinaria municipal o la asesoría para las industrias alimentarias; pues por su formación en materia sanitaria están muy capacitados.

Y mientras tanto, sin ley regional de Protección de los Animales de Compañía.

Haber retirado la ley de la Asamblea Regional, una vez presentada, antes de las elecciones fue un error. Es una pena que no haya una normativa porque la que está vigente, la 10/90, ya ha cumplido 25 años y es necesaria su actualización. Se está retrasando el control de la zoonosis; el registro oficial de las mascotas... Murcia es la única Comunidad que carece de una norma sobre la identificación de estos animales a través de un microchip. Lo único que hay es gracias a las ordenanzas municipales.

¿Y cuál es el mayor problema que esto supone?

Si los animales no están identificados no se sabe cuántos hay y no se puede tampoco controlar ni poner en marcha un plan de lucha contra las enfermedades de transmisión al ser humano. No tenemos noticias de que se vaya a presentar a corto plazo, pero tenemos la intención de solicitarlo al gobierno regional; ya toca.