Ni un metro cúbico más. El Sindicato Central de Regantes del Trasvase Tajo-Segura (SCRATS) ha advertido a los agricultores que dependen del agua de la cabecera del Tajo que a partir de hoy, primer día del nuevo año hidrológico, el grifo está cerrado. Ni hay agua del acueducto, ni hay acuerdo sobre el precio del agua desalinizada.

Las comunidades de regantes han informado a sus comuneros que desde hoy se iban a cancelar todas las tandas, al menos en aquéllas que no tuvieran recursos de la cuenca del Segura o de pozos particulares.

«Yo llevo en la directiva de la comunidad del Campo de Cartagena desde el año 79, cuando comenzó a llegar agua del Trasvase y no recuerdo haber vivido una situación así, empeorada por la total incertidumbre sobre el futuro», comentó Francisco Sáez, presidente de la comunidad cartagenera, la más grande que riega el agua del Tajo.

Sáez calculó que a ellos les quedaba agua para un día o dos, si bien «gracias a las últimas lluvias tenemos unos días más de cuello, que podemos aguantar».

El Sindicato está negociando con la Confederación Hidrográfica del Júcar para comprar entre 10 y 15 hm3 de agua y también han hecho la oferta al ministerio de Agricultura de comprar todo el agua que pueda desalar la planta de Torrevieja (Alicante), cuya máxima producción supera en poco los 30 hm3 al año, algo más de 3 hm3 al mes.

«El problema es que son cantidades mínimas pues sólo en mi comunidad yo necesito para llevar a cabo un riego normal, esos 3 hm3 a la semana», apuntó Sáez.

Y por supuesto, está el problema del precio, porque los agricultores han insistido, por activa y por pasiva, que no pueden pagar el coste actual del agua desalinizada.

De hecho, mientras que el precio asequible para los regantes ronda los 20 céntimos por metro cúbico de agua desalada, el coste real es, al menos, cuatro veces superior.

«No entiendo cómo han dado lugar a que lleguemos a esto; llevamos más de un año advirtiendo al Ministerio de que la situación era e iba a ser mala por la sequía y pidiendo que se tomaran medidas; pero nada, siempre vamos tarde», lamentó el presidente de los regantes de Cartagena.

Promesas incumplidas

Tampoco han conseguido que las promesas y compromisos reiterados del presidente español, Mariano Rajoy, de subvencionar el coste de la desalación sean un hecho, y las negociaciones de meses con los responsables del Ministerio no han dado sus frutos.

Los agricultores aún tienen la esperanza de que en el último minuto se lograrán recursos externos a la cabecera del Tajo para poder seguir regando. «Pero cuando vean que se les secan los cultivos no sé qué va a pasar; espero que no se dé lugar a que tengamos que salir a la calle».

También les queda, ironiza Sáez, mirar al cielo y rezar para que en las próximas semanas llueva en los embalses de Entrepeñas y Buendía y se pueda aprobar algún trasvase, pero «hoy por hoy, no tenemos esperanza de recibir nada».