Los asistentes al acto organizado ayer por la Universidad de Murcia pasearon por el mundo imaginario de Tolkien, la Tierra Media, de la mano de El Señor de los Anillos y de dos de sus protagonistas, Gandalf y Frodo; que fueron invitados a la gran fiesta del Centenario gracias a José Carrión, que los incluyó en el texto de su lección inaugural.

Y con un curso inaugurado teniendo presente a uno de los mayores creadores de ilusión de la historia, cualquier cosa podía pasar; incluso que la fiesta en honor al centenario de la Universidad de Murcia y por la inauguración del curso académico se transformara por mandato real en la celebración de una jubilación; la de la profesora María Teresa Muñoz Zielinsky. Ella fue una de las invitadas al acto que se ´atrevió´ a hablar unos minutos con el rey, Felipe VI. Muy dispuesta, ella le contó que era «todo un honor» poder saludarlo el día en que su vida profesional llegaba al fin por obra y gracia de la jubilación.

«El rey me ha felicitado y me ha dicho ´mira que fiesta te hemos montado´», reconocía unos segundos después ella sonriente y sin poder evitar el orgullo de haber tenido una fiesta de jubilación a la altura de reyes. Y es que el ágape que se sirvió tras el acto académico fue un auténtico banquete de esos que no se recuerdan en la Universidad, si es que alguna vez los hubo tan completos y con tanta variedad. Una vez cada cien años no hace daño. La organización contó a cargo de la Fundación de Estudios Médicos, en colaboración con el cátering Diloa. Además, la Universidad buscó el patrocinio de empresas de alimentación locales, como Hero y Postres Reina. Una combinación perfecta entre hacer patria chica ante tanto visitante foráneo y ahorrar costes.

Hasta paparajotes se sirvieron. Eso sí, el rey no probó bocado de nada, como manda el protocolo. Eso sí, no pudo resistirse a una pequeña cucharadita de pisto murciano que uno de los responsables del cátering le dio a probar. En realidad, aunque hubiera decidido darse un homenaje a base de marineras, jamón y pasteles de carne, no le hubieran dejado.

Pedro Cano y sus viajes a Italia

Y es que la inicial timidez de los asistente, poco a poco se fue diluyendo -seguramente al mismo ritmo que bajaban las existencias de Estrella de Levante-, y decenas de personas charlaron con él. Uno de los que más tiempo pasó junto al rey fue el pintor de Blanca Pedro Cano. El rey tiene un cuadro suyo y le preguntó sobre sus viajes a Italia.

Don Felipe departió con autoridades y responsables de la Universidad hasta que llegó el turno de los estudiantes. Un grupo de cuatro o cinco, la mayoría de Derecho, pero también de Psicología, tuvieron el honor de poder saludarle. «Estamos muy contentos, hemos tenido mucha suerte en el sorteo», explicaba una de las alumnas, estudiante de Pedagogía. Ignacio López, uno de los miembros de la Orquesta de la Región también pudo hablar con el rey; «y le he recordado que nos vimos en la recepción de la Ruta Quetzal BBVA de este año», explicó. Ambos charlaron sobre el viaje y hablaron de Miguel de la Cuadra Salcedo, creador de la Ruta.

Profesores, personal de administración y algunos pocos estudiantes dieron calidez a un acto en la que la mayoría eran cargos políticos y autoridades. Las caras de emoción y los intentos de hacer un ´selfie´ robado con el rey dejaron claro que la visita de Felipe VI ha sido todo un acontecimiento para buena parte de la comunidad educativa. Pero si se ha de poner una pequeña pega a todo lo vivido ayer, fue la sensación de frialdad, aunque quizá era solo solemnidad.

En la Universidad ayer era día festivo y, salvo los asistentes, muy contenidos por el protocolo, no hubo público que jaleara al monarca, como suele ocurrir en inauguraciones o otros actos en pueblos y ciudades. Eso sí, unas pocas monárquicas empedernidas fueron las únicas en romper el silencio institucional a la llegada de Felipe VI. «¡Felipe!, ¡Felipe!», gritaban desde un edificio frente a la facultad de Economía y Empresa. Sus «¡Viva el rey!», que resonaron en la inmensidad del campus, aportaron una pequeña nota de color. También dieron la nota, pero muy bien afinados, los miembros de la Orquesta de la Universidad de Murcia, que recibieron en el salón de actos de Economía y Empresa al rey con los acordes de la Obertura de la Música para los Reales Fuegos de Artificio de Händel.

La salida fue con los acordes de la Réjouissance, Miunet, también de los Reales Fuergos de Artificio. No hubo en esta ocasión una de esas joyas modernas reinterpretadas a las que nos tiene acostumbrada la Orquesta. Ayer primó la sobriedad. Habrá que esperar hasta el acto de Santo Tomás de Aquino para ver qué sorpresa dan. Quizá para entonces la Universidad haya vuelto de la Tierra Media.

Arturo Pérez- Reverte, un Honoris ilustre

  • El escritor cartagenero asistió y despertó expectación. Uno de los invitados al acto que más expectación despertó fue el escritor cartagenero Arturo Pérez-Reverte. Doctor Honoris Causa por la Universidad Politécnica de Cartagena en una ocasión tan especial como la de ayer no pudo declinar la invitación de las universidades públicas. Su presencia casi causó la misma admiración que la del propio rey y entre los asistentes había cuchicheos cada vez que pasaba por su lado. Todos querían saludarlo, pero pocos se atrevieron; y es que tiene una presencia imponente. Con el que sí habló unos momentos fue con el rey.